Aunque los océanos son fundamentales para la regulación del clima y la biodiversidad global, una vasta franja de sus ecosistemas ubicada entre los 30 y 300 metros de profundidad y conocida como arrecifes mesofóficos sigue siendo poco explorada.
Redacción: Javier Escárcega
El interés por los arrecifes mesofóficos nace de su papel central como puente entre los arrecifes someros y los ambientes más profundos del océano. Aunque estos ecosistemas se encuentran fuera del alcance de buceadores tradicionales y son difíciles de estudiar con técnicas convencionales, albergan comunidades biológicas únicas que influyen en procesos ecológicos clave, incluyendo la productividad primaria y la conectividad de especies.
El inicio formal de este esfuerzo colaborativo tuvo lugar durante el II Workshop de Arrecifes Mesofóficos de Latinoamérica, celebrado en Brasil, donde científicos y exploradores de diversas disciplinas compartieron experiencias, desafíos y estrategias metodológicas. Este encuentro permitió no solo intercambiar conocimiento académico, sino también establecer una plataforma de cooperación científica continental que anteriormente no existía.
La conformación de esta red representa un paso estratégico para integrar capacidades científicas dispersas en la región, fortaleciendo la investigación marina con equipamiento tecnológico de punta, como cámaras remotas, muestreadores de ADN ambiental y buceo técnico con rebreathers que permiten sumergirse con seguridad en estas profundidades.
La investigación en zonas mesofóficas es especialmente desafiante debido a la heterogeneidad ambiental y a las condiciones físicas variables que se dan allí: la luz disminuye rápidamente con la profundidad, los gradientes de oxígeno y temperatura cambian con frecuencia, y muchas especies presentan adaptaciones fisiológicas aún poco comprendidas por la ciencia. Estos factores hacen que cada sitio sea prácticamente un laboratorio natural con preguntas científicas únicas.
Otro aspecto esencial del proyecto es la inclusión de jóvenes investigados y estudiantes de posgrado, quienes no solo aportan nuevas perspectivas, sino que también aseguran la formación de una nueva generación de científicos marinos en América Latina. A través de talleres y entrenamientos, la red busca promover no solo descubrimientos científicos, sino también capacidades técnicas y de gestión para enfrentar futuros desafíos oceánicos.
Finalmente, los investigadores enfatizan la importancia de estos estudios para políticas de conservación y manejo sostenible de los océanos. Al mejorar el conocimiento sobre especies, funciones y dinámicas de las zonas mesofóficas, los países de la región pueden diseñar estrategias más informadas para proteger estos ecosistemas frente a amenazas como el cambio climático, la pesca no regulada y la contaminación marina.
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