Redacción: Daniela Paredes Rocha
La industria cosmética vive una transformación profunda: marcas y consumidores que dan envases reutilizables, ingredientes naturales y procesos sostenibles. La economía circula y redefine el concepto de belleza, poniendo responsabilidad ambiental, innovación y conciencia en cada producto.

La demanda de prácticas ecológicas e ingredientes naturales en los productos de belleza requiere más que nunca. Los consumidores optan cada vez más por productos de belleza sostenibles, conscientes del daño ambiental causado por los artículos de belleza convencionales, que a menudo contienen químicos nocivos y envases desechables. Además, buscan alternativas libres de crueldad y veganas, alineadas con un estilo de vida responsable.
Ante esta tendencia, las marcas adoptan cada vez más prácticas ecológicas para responder a la creciente demanda: ingredientes naturales, utilizan envases reciclables y aplican procesos de producción sostenibles. En 2023, el mercado de cosméticos naturales alcanzó un valor estimado de $37.9 mil millones y se prevé que crezca a una tasa del 5.1% entre 2024 y 2032.
Economía circular en la industria cosmética.
La economía circular es un modelo de producción y consumo que busca aprovechar al máximo los materiales mediante la reutilización, el reciclaje, el reacondicionamiento y la recuperación. Su objetivo es extender la vida útil de los materiales y productos, reduciendo la generación de desechos y el agotamiento de recursos naturales.
En la industria cosmética, las empresas están adoptando estos principios para reducir su impacto ambiental. Algunas prácticas destacadas son:
- Envases rellenables: permiten disminuir los desechos de envases de un solo uso. Muchas marcas ofrecen programas de reciclaje, invitando a los clientes a devolver los envases vacíos.
- Materiales biodegradables y de origen vegetal: reducen la dependencia de recursos no renovables y promueven un ciclo de vida más sostenible para el producto.
El estado actual del reciclaje en cosméticos.
La industria de la belleza genera más de 120 mil millones de unidades de empaque cada año. Sin embargo, según el British Beauty Council, la tasa de reciclaje sigue siendo muy baja.
El uso de ingredientes artificiales también empeora el problema. Un estudio de Plastic Soup Foundation mencionó que, de casi 7,000 productos cosméticos analizados, el 13% contenía microplásticos. Polímeros líquidos como el copolímero de acrilatos o el carbómero presentan baja biodegradabilidad, persistiendo en el ambiente durante años.
Envases recargables y reutilizables.
Las innovaciones en envasados rellenables han transformado la forma de consumo. Estas soluciones permiten un uso continuo en lugar de desechar el empaque tras un solo uso, reduciendo impresionantemente el daño ambiental y el desgaste de recursos.
Ejemplos reales de sostenibilidad en la belleza.
- Lush Cosmetics: Belleza Zero Waste: pionera en la reducción de residuos gracias a sus productos sin empaque y sus alternativas ecológicas.
- Estée Lauder: Programa Green Score: desde 2020 evalúa la sostenibilidad de ingredientes y fórmulas mediante una herramienta basada en principios de química verde.
- P&G: Sistema de recarga: lanzó en 2020 una línea de botellas reutilizables y bolsas de recarga para cambiar los hábitos de consumo y reducir los desechos.
Materiales ecológicos para envases sostenibles.
- Tereftalato de polietileno (PET): termoplástico reciclable, liviano y duradero.
- Polipropileno (PP): resistente y fácil de reciclar.
- Aluminio: material reutilizable con alta eficiencia energética.
- Materiales reciclados (PCR): reducen la demanda de recursos vírgenes y promueven la sostenibilidad.
- Bioplásticos: biodegradables o compostables, con menor impacto ambiental que los plásticos estándares.
El cambio hacia una economía está redefiniendo la industria cosmética, poniendo la sostenibilidad en el centro. Prácticas como los envases reutilizables, los materiales biodegradables y los ingredientes naturales demuestran que la belleza puede ir de la mano con el cuidado del planeta.
Unir a marcas, consumidores y supervisores es clave para crear un futuro donde la belleza y la responsabilidad ambiental convivan en armonía, mostrando que las decisiones conscientes pueden transformar no solo a la industria, sino también al planeta
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