Redacción: Daniela Paredes Rocha
Las fiestas de Fin de Año están bajo la lupa de la nueva Ley de Economía Circular, que llevan el consumo responsable, reducción de residuos y hábitos sostenibles durante las celebraciones decembrinas.
En México y el resto del mundo, las fiestas de fin de año se han vuelto sinónimo de consumo desmedido: cenas abundantes, luces que nunca se apagan, envolturas de un solo uso y regalos que pronto se sitúan en la basura. Este patrón no es una simple anécdota familiar; es una inclinación de consumo masivo con impactos ambientales profundos.
Durante esta época, el uso de plásticos de un solo uso, empaques desechables, decoraciones temporales y los residuos de alimentos suelen incrementarse de manera importante. Ante este panorama, la nueva legislación pone lineamientos que impulsan prácticas más sostenibles, tales como la correcta separación de residuos, el reciclaje, la reducción del consumo innecesario y el compromiso compartido entre consumidores, empresas y autoridades.
Especialistas han mencionado que las celebraciones de fin de año representan un reto difícil para la ejecución de la economía circular, ya que implica transformar hábitos profundamente establecidos, Sin embargo, señalan que también constituyen una oportunidad crucial para fomentar una cultura de consumo responsable y generar conciencia sobre el impacto ambiental de las festividades.
La legislación contempla medidas para motivar a los comercios y prestadores de servicios a tener modelos más sostenibles, como el uso de materiales reciclables, la baja de equipaje y el manejo adecuado de residuos. Asimismo, se promueve la participación ciudadana a través de campañas informativas que fomentan prácticas como la reutilización de adornos, el manejo inteligente de compras y la reducción del desperdicio de alimentos.
Autoridades ambientales han subrayado que el cumplimiento de la Ley de Economía Circular no busca fomentar los festejos, sino hacerlos más responsables y de acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En este sentido, mencionan que las pequeñas acciones distintas pueden generar un impacto positivo importante cuando se replican a gran escala.
De esta manera, las fiestas de fin de año se convierten en un escenario clave para evaluar la reglamentaria de la nueva normativa y medir su efectividad. Bajo la lupa de la economía circular, las festividades decembrinas no solo marcan el fin de un ciclo anual, sino que son la oportunidad de avanzar hacia un modelo de consumo más informado, sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
En este contexto, la ejecución de la ley durante esta temporada será fundamental para establecer un referente en futuras épocas de alto consumo. Su correcta aplicación permitirá evaluar avances, identificar áreas de oportunidad y darse como una transformación evolutiva hacia celebraciones más responsables con nuestro entorno.
¿Te gustó nuestra nota? ¡Contáctanos y deja tu comentario! AQUÍ
Conoce nuestra red ANCOP Network AQUÍ
