Redacción: MaJo Gutiérrez
Las pilas descargadas con buen estado físico están siendo transformadas en objetos decorativos de estilo industrial, como porta-lápices. Te explicamos los materiales y el paso a paso, pero advertimos: nunca utilices baterías con fugas o corrosión, ya que el riesgo de toxicidad es muy alto.

Lo que para muchos hogares es simplemente un cajón lleno de residuos inservibles, para la comunidad del “hazlo tú misma” representa un potencial artístico. Las pilas usadas, que constituyen un serio problema ambiental al contener metales tóxicos, se han popularizado como elementos decorativos, ofreciendo una segunda vida más allá del reciclaje tradicional. Su forma cilíndrica, su acabado metálico y su tamaño compacto las hacen especialmente adecuadas para proyectos con estética industrial o moderna. Sin embargo, esta tendencia a la reutilización requiere de extrema precaución, ya que solo deben emplearse pilas en perfecto estado físico y sin signos de sulfatación o fugas.
Una de las manualidades caseras más populares con pilas es la fabricación de un porta-lápices de estilo industrial. Para llevar a cabo este proyecto, se necesitan entre 10 y 15 pilas AA o AAA usadas (sin daños), un tubo de cartón resistente, pegamento epóxico y pintura en spray o acrílica para darle un acabado metálico. Este proceso no solo resulta innovador por el material empleado, sino que también subraya la importancia de la seguridad: es esencial utilizar guantes y mascarilla durante la manipulación y nunca reutilizar pilas con fugas, corrosión o daños visibles, debido al riesgo de contacto con residuos tóxicos.
La necesidad de esta reutilización controlada se debe al grave impacto ambiental de las pilas desechadas incorrectamente. Según la SEMARNAT en México, cada persona consume en promedio seis pilas primarias al año. Estos cilindros contienen metales pesados como zinc, manganeso y mercurio; al deteriorarse la carcasa, estos compuestos se filtran y pueden contaminar cientos de litros de agua y suelo. Incluso las pilas de botón pueden dañar vastos ecosistemas acuáticos si no se gestionan adecuadamente, mientras que las baterías recargables o de litio presentan un riesgo adicional de incendios o explosiones al ser compactadas junto a la basura doméstica.
Por ello, la separación y desecho correcto de estos residuos peligrosos sigue siendo la prioridad. Entidades como la EPA de Estados Unidos y la SEDEMA en la Ciudad de México recomiendan enfáticamente no tirarlas nunca con la basura doméstica. En la capital mexicana, el programa Ponte Pilas con tu Ciudad ofrece contenedores especializados (columnas de acopio) en diversos espacios públicos. Para una gestión segura, las baterías recargables o de litio deben llevarse a centros de residuos peligrosos o reciclaje electrónico, y es crucial aislar sus terminales con cinta aislante antes de entregarlas, minimizando el riesgo de cortocircuitos o chispas.
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