Redacción: Guicel Garrido
En la industria refresquera el uso de plásticos genera grandes cantidades de desperdicio, lo que contribuye a la contaminación y acumulación de residuos en vertederos y océanos. El proceso de elaboración de bebidas gasificadas también requiere enormes cantidades de agua, lo que puede contribuir a la pérdida o escasez en algunas regiones.
Pero ¿por qué las empresas obtienen tales cantidades de agua? Esto se debe a la autorización de diversas concesiones. Una concesión es un permiso otorgado por la Administración Pública, que permite explotar bienes y servicios. Puede ser permanente o temporal.
De acuerdo con datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), en el año de 1992, el número de títulos de concesión para el uso del agua se situaba en 2 mil, mientras que en 2024 ascendió a más de 530 mil. Este aumento se ha vuelto un problema que ha provocado la sobreexplotación de más de 150 mantos acuíferos.
Para sorpresa de nadie, quien se lleva el mayor porcentaje de concesiones de agua en México son las empresas trasnacionales de refrescos, que poseen casi el 80% de ellas y han utilizado cerca de 89 mil millones de litros entre 2014 y la actualidad. Lo que equivale al consumo de dos veces la población mexicana en el mismo período, generando un desgaste de recursos impresionante.
Después de una evaluación del panorama actual, la organización humanitaria Oxfam México, comentó que el manejo del agua es una de las expresiones de un modelo económico basado en el despojo y la extracción no sustentable de los recursos naturales, así como en la concentración de riqueza excesiva:
” Si los beneficios no llegan a las mayorías, es extracción. La política económica ha permitido que se privaticen ganancias y socialicen pérdidas: es la institucionalización del saqueo. Necesitamos un Estado fuerte y capaz de combatir esa dinámica perversa”, planteó Alexandra Haas, directora ejecutiva de la organización.
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