Redacción Marlone Serrano
En un contexto marcado por la crisis climática, 2025 dejó avances clave para el planeta: crecimiento récord de energías renovables, nuevas protecciones oceánicas, recuperación forestal, triunfos legales, regreso de especies en peligro y mayor reconocimiento a los pueblos indígenas en la protección ambiental.

Aunque 2025 estuvo marcado por el aumento de emisiones contaminantes y la continua pérdida de biodiversidad, el año también dejó avances relevantes para el clima y la protección de la naturaleza. Impulsadas por políticas públicas, acuerdos internacionales y la acción de comunidades locales, varias iniciativas lograron resultados tangibles que ofrecen señales de esperanza en medio de un panorama ambiental complejo.
Estos son seis hitos ambientales que marcaron el año, de acuerdo con un balance de BBC Future.
Energías renovables superan al carbón
Por primera vez, la energía eólica, solar y otras fuentes renovables se consolidaron como la principal fuente mundial de electricidad, superando al carbón. China fue el principal motor de este crecimiento, al ampliar de forma masiva su capacidad de generación limpia y liderar las exportaciones de tecnologías verdes.
En países como Reino Unido, la energía eólica ya cubre cerca de un tercio de la demanda eléctrica, mientras el carbón prácticamente desapareció de su matriz energética. A nivel global, más del 80% de los países aceleraron la expansión de energías renovables, lo que abre la posibilidad de alcanzar un pico en el uso de combustibles fósiles antes de 2030, aunque los expertos advierten que el ritmo aún es insuficiente para frenar el calentamiento global.
Más protección para los océanos
En septiembre de 2025 entró en vigor el Tratado de Alta Mar, un acuerdo histórico que busca proteger el 30% de los océanos fuera de jurisdicciones nacionales, zonas que hasta ahora carecían de salvaguardas efectivas.
Además, la Polinesia Francesa estableció la mayor Área Marina Protegida del mundo, con más de 1.1 millones de kilómetros cuadrados destinados a la conservación de ecosistemas marinos clave.
Avances en la recuperación de bosques
Brasil, anfitrión de la COP30 celebrada en la Amazonía, colocó a los bosques en el centro de la agenda climática. El país anunció una hoja de ruta para cumplir su compromiso de frenar la deforestación en 2030 y lanzó un fondo para recompensar la conservación de selvas tropicales.
Los datos oficiales muestran que la deforestación en la Amazonía brasileña cayó 11% en el último año, alcanzando su nivel más bajo en más de una década. A escala global, la ONU reportó que la pérdida anual de bosques entre 2015 y 2025 fue 38% menor que en la década de 1990.
Un fallo legal sin precedentes
La Corte Internacional de Justicia emitió una opinión histórica que abre la puerta a que los países se demanden entre sí por daños relacionados con el cambio climático. Aunque la resolución no es jurídicamente vinculante, especialistas consideran que tendrá un peso significativo en futuros litigios climáticos y en la rendición de cuentas de los grandes emisores.
Recuperación de especies en peligro
La fauna silvestre también dio señales alentadoras. Las tortugas verdes dejaron de estar clasificadas como especie “en peligro” gracias a décadas de esfuerzos de conservación, mientras que Florida registró una temporada récord de anidación.
En India, la población de tigres se duplicó en poco más de una década, al punto de que el país alberga actualmente cerca del 75% de los tigres del mundo.
Reconocimiento a los pueblos indígenas
En 2025, los pueblos indígenas obtuvieron un reconocimiento formal en la ONU como actores clave en la protección del planeta. Durante la COP16 de biodiversidad se creó un comité permanente que les otorga voz oficial en la toma de decisiones globales.
En la COP30, la mayor delegación indígena en la historia de estas cumbres logró avances en el reconocimiento de derechos territoriales y nuevos compromisos de financiamiento, aunque persisten dudas sobre la implementación real de estas promesas.
A pesar de que los desafíos ambientales continúan siendo enormes, estos avances demuestran que la acción coordinada puede generar resultados concretos. En un año marcado por alertas climáticas, 2025 también dejó razones para pensar que la transformación ambiental, aunque lenta, sigue en marcha.
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