Por Ricardo Burgos Orozco
Recuerdo como si hubieran sido ayer los sismos de la Ciudad de México en 1985 y 2017. Dicen que aquel de hace 37 años fue más devastador, pero para mí el más fuerte fue el reciente. Curioso que ambos fueran en el mes de septiembre, pero muy triste por los fallecimientos, los heridos, los desaparecidos y las familias afectadas.
Todavía tenemos las secuelas de esos movimientos telúricos; cuando escuchamos la alerta sísmica no dejamos de ponernos nerviosos, a sudar frío, a desconectarnos y a prepararnos para salir de donde estemos lo más rápido posible siempre pensando en la posible intensidad que nos espera.
Nadie está listo nunca para enfrentar un terremoto por más que nos preparan con simulacros, cursos y programas de protección civil. Cuando nos adiestran sobre un sismo casi todos actuamos de manera tranquila, ordenada, disciplinada, pero a la hora de la verdad, la mayoría quiere salir corriendo antes de pensar en quedar atrapada.
El pasado 6 de febrero un movimiento telúrico de intensidad 7.8 sacudió el sudeste de Turquía y el noroeste de Siria. Hasta el momento se cuentan 35 mil fallecimientos, alrededor de 80 mil heridos y miles de desaparecidos. Las réplicas también han sido frecuentes y el pánico envuelve a los habitantes de ambos países.
Las imágenes que se exhiben por televisión y en redes sociales son desoladoras y revelan la tragedia que están viviendo en esa zona del mundo. El mundo se ha solidarizado con el drama; en México se abrieron sitios especiales para donar tanto en especie como en efectivo.
Desde la semana pasada un grupo de experimentados rescatistas nacionales volaron a Ankara para apoyar conjuntamente con un grupo de perros especialmente entrenados. Desafortunadamente, uno de los canes, Proteo, murió mientras trabajaba en la búsqueda de personas atrapadas. Fue despedido con los honores de un héroe.
El equipo en Turquía y Siria está integrado por 150 miembros de las secretarías de la Defensa Nacional y Marina, así como de la Cruz Roja. Ahí están además expertos en búsqueda y rescate del equipo de Respuesta Inmediata a Emergencias o Desastres.
El gobierno mexicano también entregará un donativo de seis millones de dólares (120 millones de pesos aproximadamente) para apoyar a los damnificados por el sismo en Turquía y Siria. El dinero se entregará a través de Naciones Unidas, según anunció el canciller Marcelo Ebrard.
Turquía y Siria están padeciendo una situación muy complicada; todavía no terminan de rescatar a sus muertos y de encontrar a sus desaparecidos y ya hay gente sin escrúpulos dedicada a la rapiña. Como suele pasar también hay críticas al gobierno por lo que llaman una respuesta titubeante y una pobre preparación ante el desastre. Me recordó lo que se hablaba del gobierno mexicano en el sismo de 1985 y por lo cual los ciudadanos tuvieron que encabezar los rescates.
Una empresa alemana de análisis de riesgo, Rislayer, pronosticó que los fallecidos en este terremoto podrían llegar hasta los cien mil con base en imágenes globales de drones y satélites para valorar la extensión de los daños.
Ayer nos tocó a nosotros; hoy fueron ellos. Vamos a apoyarlos en la medida de nuestras posibilidades.
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