Redacción Marlone Serrano
El cambio climático no solo representa una amenaza ambiental, sino también un desafío directo a la seguridad alimentaria mundial. En regiones altamente dependientes de la agricultura, como África, Asia y América Latina, la alteración de patrones de lluvia, el incremento de temperaturas y la frecuencia de fenómenos extremos ya están provocando pérdidas en las cosechas, afectando gravemente la economía de las comunidades rurales.
Ante este panorama, la tecnología satelital emerge como una herramienta transformadora. Oscar Delgado, director de ventas para Latinoamérica de Myriota —empresa pionera en conectividad satelital para dispositivos de baja potencia e Internet de las Cosas (IoT)—, asegura que el acceso a pronósticos meteorológicos precisos marca la diferencia entre una cosecha exitosa y una pérdida total.
“Esta información permite a los agricultores planificar su siembra, riego y fertilización con mayor certeza, lo que no solo protege los cultivos, sino que optimiza el uso de recursos”, detalla Delgado.
Más allá de la predicción climática, la conectividad satelital cumple funciones estratégicas en el monitoreo de ríos, la detección temprana de sequías y la gestión del agua para el ganado. Además, garantiza comunicación en zonas remotas y durante cortes de energía causados por tormentas, elevando la resiliencia del sector.
Al integrar la tecnología satelital con soluciones IoT, los agricultores ganan en eficiencia operativa, reducen desperdicios y mejoran su rentabilidad. Según Delgado, estas soluciones pueden disminuir los costos operativos hasta en 50 veces, facilitando su adopción incluso en pequeños y medianos productores.
En un mundo donde los efectos del cambio climático se intensifican, la innovación tecnológica se convierte no solo en una aliada, sino en una necesidad urgente para asegurar el futuro del campo y la seguridad alimentaria global.
