Miguel Tirado Rasso
Ahora son otros tiempos y, a su estilo,
los de la Coordinadora pareciera que
están jugando a las vencidas con
la Presidenta Sheinbaum.
Parece que no hay manera de dejar satisfechos a los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Tras casi tres semanas de paro, los maestros no ceden en su demanda “central” de la abrogación de la Ley del ISSSTE de 2007, del incremento del 100 por ciento salarial y de una reunión con la Presidenta Claudia Sheinbaum.
La Coordinadora que, con el gobierno anterior mantuvo una relación de entendimiento, tras que le cumpliera su promesa de campaña de derogar la reforma constitucional de la Reforma Educativa del Presidente Enrique Peña Nieto, decidió volver a las andadas y medir fuerzas con el nuevo gobierno. En el entendido de que los acuerdos celebrados en el pasado no se heredan, pierden su vigencia y hay que empezar de cero, aunque se trate del mismo partido en el poder que prácticamente la resucitó.
Porque habría que recordar que “la mal llamada” Reforma Educativa de Peña Nieto, así etiquetada por el morenismo de la 4T, había logrado recuperar la rectoría del Estado Mexicano en el sistema educativo nacional, algo que ahora se añora. En una habilidosa negociación política se firmó el Pacto por México, entre cuyos acuerdos se incluía el de una educación de calidad y con equidad que se concretaría con una reforma legal. Se planteaba entonces la necesidad de contar con personal docente calificado, preparado y competitivo, para lo que se creó el Servicio Profesional Docente.
Se hicieron reformas para que el ingreso al servicio docente y la promoción a las funciones directivas o de supervisión fueran mediante concursos de oposición. Se creó el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), como organismo autónomo, para evaluar el desempeño y resultados del Sistema Educativo Nacional. Se acabó con la asignación arbitraria de plazas, que ya no podrían heredarse. Se promovieron las escuelas de tiempo completo y se fortaleció la autonomía de gestión de las escuelas para resolver problemas de operación básicos. En fin, una reforma que no gustó a la CNTE, porque afectaba sus intereses y le restaba poder y control sobre sus agremiados.
Durante su campaña para la Presidencia de la República, el candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador, buscó el apoyo electoral de la CNTE a la que ofreció, a cambio, la derogación de la Reforma Educativa que tanto les había afectado en sus canonjías. Y se los cumplió. Por eso, prácticamente durante el gobierno del primer piso de la 4T, los capitalinos no padecimos del rigor de lucha sindical de los maestros de la CNTE, pues el de Macuspana se preocupó por darles casi todo lo que pedían.
Ahora son otros tiempos y, a su estilo, los de la Coordinadora pareciera que están jugando a las vencidas con la Presidenta Sheinbaum. En un mal cálculo, cuando ya tenían acordada una reunión con la Jefa del Ejecutivo, los maestros decidieron continuar con sus plantones afuera de Palacio Nacional, impidiendo el ingreso de los periodistas para asistir a la “mañanera del pueblo”, además de manifestarse en el aeropuerto de la capital, bloqueando los accesos. El bloqueo en Palacio Nacional molestó a la mandataria que les canceló la cita y los mandó a negociar con los titulares de las secretarías de Gobernación y de Educación, así como con el director del ISSSTE. Las reuniones con estos funcionarios se han prolongado sin mayores resultados.
Según el secretario de Educación, Mario Delgado, el paro afecta ya al 10 por ciento de las escuelas del país, lo que ha dejado a un millón 200 mil alumnos sin clases. Conviene recordar que, de acuerdo a los resultados de la prueba Pisa 2022, somos la tercer Nación peor evaluada de la OCDE en Matemáticas y Comprensión Lectora y, en Ciencia, la peor. Por si esto fuera poco,
México perdió 1.4 millones de estudiantes, durante el período del gobierno de los abrazos. Ante esta realidad, no hay manera de ser indiferentes ante estas huelgas magisteriales.
La Coordinadora no parece dispuesta aceptar un acuerdo. Ya les concedieron un aumento del 9 por ciento al salario, retroactivo desde enero, con un 1 por ciento adicional, a partir de septiembre; una semana más de vacaciones; congelamiento y disminución progresiva de la edad de jubilación; desaparición de la Unidad del Sistema para la Carrera de Maestras y Maestros; la entrega de 800 millones de pesos a la sección 22 de la CNTE para la creación de nuevas plazas y el otorgamiento de promociones y ascensos.
No obstante, estos ofrecimientos, la Coordinadora continúa con su estrategia de movilización y negociación. Poner en jaque a la máxima autoridad del país con demandas desorbitadas que no hay manera de atender, y buscar pretextos para prolongar el caos de paros, bloqueos y manifestaciones en la capital del país, podría sugerir una lectura más allá de los intereses estrictamente magisteriales.
Junio 4 de 2025
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