Redacción: Naomi Vargas
La isla española busca equilibrar turismo y sostenibilidad con una nueva tasa ecológica. Los fondos recaudados se destinarán a la protección del volcán más alto del país y a reforzar la seguridad en sus rutas naturales.

Tenerife, uno de los destinos más visitados del archipiélago canario, ha decidido marcar un precedente ambiental con la implementación de un ecoimpuesto destinado a preservar el Parque Nacional del Teide, un entorno natural que recibe millones de visitantes cada año.
El gobierno insular anunció esta medida como parte de una estrategia de sostenibilidad que busca proteger el ecosistema, reducir la presión turística y garantizar la conservación de uno de los paisajes más emblemáticos de España.
El nuevo sistema establece tarifas diferenciadas según el tipo de visita y la ruta elegida. Por ejemplo, ascender al volcán por el conocido Sendero 10 (Telesforo Bravo) costará 15 euros para los excursionistas individuales, mientras que las visitas guiadas tendrán un costo de 10 euros. Otras rutas dentro del parque podrán alcanzar precios de hasta 25 euros, una medida que pretende fomentar la participación en grupos organizados y así reducir el impacto ambiental de las caminatas no supervisadas.
Las entradas deberán adquirirse a través de la plataforma oficial Tenerife ON, que centraliza las reservas y el control de acceso al parque. De este modo, se busca ordenar la afluencia y asegurar que solo ingresen quienes cumplan con los requisitos de seguridad establecidos.
Además, la isla ha establecido exenciones para los residentes de Tenerife y tarifas reducidas para los habitantes del resto de las Islas Canarias, reconociendo su vínculo histórico y cultural con el entorno natural del Teide.
Las autoridades han defendido la medida como un paso esencial para garantizar la sostenibilidad del turismo local. Según Rosa Dávila, presidenta del Cabildo de Tenerife, la iniciativa busca “preservar un espacio frágil y único sin frenar su disfrute responsable”. Los fondos recaudados se destinarán a programas de conservación, mantenimiento de senderos y refuerzo de seguridad para excursionistas y visitantes.
El plan también incluye límites diarios de acceso: solo 300 personas por día podrán recorrer la ruta que lleva a la cima, evitando el deterioro causado por el turismo masivo. Para ingresar, los visitantes deberán portar su pase, equipo adecuado, teléfono móvil cargado y linterna; de lo contrario, podrán ser sancionados con multas de hasta 600 euros.
Con esta ecotasa, Tenerife se suma a la tendencia internacional de turismo responsable, priorizando la protección ambiental por encima del acceso irrestricto. Lejos de ser una barrera, la medida busca garantizar que las generaciones futuras puedan seguir admirando el Teide tal como hoy lo conocemos.


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