Redacción: MaJo Gutiérrez
Los tiburones son criaturas fascinantes con una historia que se remonta a épocas incalculables. De hecho, son mucho más antiguos que fenómenos cósmicos como los anillos de Saturno, habiendo existido en nuestros océanos por más de 400 millones de años. Esto significa que ya estaban en las profundidades marinas mucho antes de que los dinosaurios caminaran sobre la Tierra. De todas las especies, el tiburón blanco es sin duda, el más icónico y temido. Por lo que aquí presentamos cinco datos impresionantes sobre este magnífico depredador:
- El tiburón blanco es un verdadero coloso marino. Puede alcanzar hasta 6 metros de largo y pesar más de 1000 kilos. Su boca es un arsenal natural, con hasta 300 dientes afilados distribuidos en varias filas. Lo más sorprendente es la fuerza de su mandíbula, capaz de ejercer una presión de 1.8 toneladas por centímetro cuadrado. ¡Imagina ese poder!
- Sus sentidos son ultra desarrollados: estos depredadores poseen sentidos increíblemente agudos. Son capaces de detectar una sola gota de sangre en 10,000 litros de agua y pueden olerla a más de un kilómetro de distancia. Esta habilidad olfativa es clave para localizar a sus presas en la inmensidad del océano.
- A pesar de su tamaño, los tiburones blancos son nadadores ágiles, alcanzando velocidades de unos 35 kilómetros por hora. Pero lo que realmente asombra es su capacidad para el “breaching”: se les ha visto saltar completamente fuera del agua, elevándose casi 7 metros para atrapar a sus presas. ¡Un espectáculo impresionante de la naturaleza!
- A diferencia de los humanos, los tiburones blancos no necesitan dormir en el sentido tradicional. Su cerebro tiene la increíble capacidad de alternar regiones activas, lo que les permite mantener funciones vitales mientras nadan. Esto es crucial porque si dejaran de moverse, sus branquias se cerrarían y no podrían respirar, lo que los llevaría a la muerte. Permanecer en constante movimiento es una cuestión de supervivencia para ellos.
- En cuanto a los ataques hacía los humanos, a pesar de su temible reputación y de películas que han alimentado el miedo, los ataques de tiburones blancos a humanos son extremadamente raros. La realidad es que los tiburones blancos no se alimentan de nosotros. En la mayoría de los casos, si ocurren mordidas, estas suelen ser por confusión, quizás al confundir a un nadador o surfista con una de sus presas habituales como focas o leones marinos.
Ahora que conoces estos datos sorprendentes, la próxima vez que pienses en el gran Tiburón Blanco, recuerda que es un depredador increíblemente adaptado y vital para el ecosistema marino, y que su reputación es a menudo más grande que su amenaza real para nosotros.
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