En un intento desesperado por salvar al rinoceronte blanco del norte, una especie que se encuentra a un paso de la extinción con sólo dos hembras restantes, una alianza global de científicos ha colaborado con Colossal, la empresa estadounidense de biotecnología conocida por intentar resucitar especies extinguidas como el mamut lanudo y el dodo.
El majestuoso rinoceronte blanco del norte, que en tiempos antiguos recorría amplias zonas de África, ha sido víctima de la caza furtiva y la pérdida de hábitat. A pesar de sus años de decadencia, existe esperanza. En 2019, un avance significativo tuvo lugar cuando se extrajeron con éxito óvulos inmaduros de Najin y Fatu, las dos últimas hembras de la especie, dando lugar a 29 embriones viables almacenados en Italia.
Thomas Hildebrandt, director del consorcio BioRescue y reconocido experto en reproducción de fauna salvaje, admite su inicial resistencia hacia la colaboración con Colossal debido a sus esfuerzos de «desextinción». Sin embargo, reconoce que las tecnologías desarrolladas por la empresa pueden ser esenciales para revitalizar la población de rinocerontes blancos del norte.
«Queremos salvar a este rinoceronte, un elemento clave en el ecosistema africano. Creemos que todavía hay tiempo y esperamos ver la reintroducción del rinoceronte blanco del norte en las próximas décadas», expresó Hildebrandt.
Ben Lamm, CEO de Colossal, enfatiza que su inversión de $225 millones en «desextinción» puede desempeñar un papel crucial no sólo en la resurrección de especies extinguidas, sino también en la conservación de aquellas al borde de la desaparición. «Cuando se llega a un punto en el que sólo quedan dos individuos, las tecnologías avanzadas son esenciales», señaló Lamm.
El rinoceronte blanco, originario de África subsahariana, se divide en dos subespecies: meridional y septentrional. Aunque la caza furtiva ha diezmado las poblaciones por sus cuernos, los esfuerzos de conservación han tenido éxito en la recuperación de la subespecie meridional, que pasó de tener sólo 20 individuos en el siglo XIX a unos 16,000 en la actualidad.
Sin embargo, la subespecie septentrional no ha tenido tanta suerte, extinguiéndose en estado salvaje en 2008 y dejando solo a unos pocos en cautiverio.
Esta colaboración con Colossal y los avances tecnológicos actuales presentan una esperanza renovada para los rinocerontes blancos del norte y plantean interrogantes éticos sobre la «desextinción» y el papel de la tecnología en la conservación.
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