Un gigantesco agujero en Siberia, conocido como el cráter de Batagay, ha captado la atención de científicos de todo el mundo debido a su rápido crecimiento y su alarmante implicación en el cambio climático. Este fenómeno representa una advertencia tangible sobre los peligros del deshielo del permafrost en el Ártico.
El mal llamado “cráter de Batagay” es en realidad el «mega-desplome por deshielo» más grande del mundo. Este término describe una depresión que se forma cuando el permafrost, una capa de suelo que permanece congelada durante todo el año, comienza a descongelarse, causando el colapso del terreno y deslizamientos de tierra hacia el interior del agujero.
Lo que comenzó como una pequeña grieta en la década de 1960, se ha convertido en un abismo que triplicó su tamaño entre 1991 y 2018, según el Servicio Geológico de Estados Unidos.
Permafrost
El deshielo del permafrost en el Ártico, donde las temperaturas aumentan más rápido que en cualquier otra parte del planeta, es el principal factor detrás de la expansión del cráter de Batagay.
A medida que el permafrost se descongela, libera dióxido de carbono y metano, dos gases de efecto invernadero que contribuyen significativamente al calentamiento global. Este proceso crea un círculo vicioso: el deshielo libera más gases, lo que a su vez acelera el calentamiento global y provoca más deshielo.
El impacto potencial de este fenómeno es inmenso. Se estima que el permafrost en el hemisferio norte contiene el doble de carbono que la atmósfera actual.
Si no se toman medidas drásticas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el deshielo del permafrost podría liberar una cantidad de gases comparable a la de una gran nación industrial para el año 2100.
¿Peligro?
Un estudio reciente publicado en la revista Geomorphology utilizó datos satelitales y de drones para crear modelos tridimensionales del mega-desplome de Batagay y calcular su crecimiento a lo largo del tiempo.
Los resultados son alarmantes: se ha derretido una cantidad de hielo y permafrost equivalente a 14 veces el volumen de las Pirámides de Giza, y el cráter aumenta su volumen en aproximadamente un millón de metros cúbicos cada año.
Además, se calcula que el cráter libera entre 4,000 y 5,000 toneladas de carbono anualmente, una cantidad similar a las emisiones de entre 1,700 y 2,100 hogares estadounidenses.
Estos hallazgos, aunque no sorprendentes para los científicos, son cruciales para mejorar los modelos de predicción del deshielo del permafrost y sus emisiones. Según Roger Michaelides, geofísico de la Universidad de Washington en St. Louis, estudiar sitios extremos como el cráter de Batagay es esencial para comprender mejor cómo se desarrollará y evolucionará este fenómeno en el Ártico.
El cráter de Batagay no solo es una anomalía geológica visible desde el espacio, sino también una advertencia palpable del papel que juega el deshielo del permafrost en la aceleración del cambio climático global.
Fuente: Robotitus
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