La columna del día Antonio Gamboa Chabbán

Una corte casi celestial

Antonio Gamboa Chabbán

Estoy preparando mi tesis profesional para obtener el Título que me acredita una profesión, una maestra de la Facultad me ofrece ayuda para que me proporcione el temario de mi tesis y me pide una ayuda voluntaria a cambio. 

Tengo el recurso económico que me ayudará a tener el temario muy rápido, además es la persona indicada para generarlo, dado que es precisamente la maestra que tiene a su cargo el Seminario para la Titulación, así lo hace con compañeras y compañeros de mi generación y de otras generaciones también, es un secreto a voces. 

En un par de semanas, me comenta que el monto de la gratificación se incrementará, dado que no sólo será el temario, también puede preparar el texto de la tesis y en menos de tres meses lo tendrá listo.  

Por supuesto, tiene muchos beneficios evadir un trámite absurdo que me quita tiempo y que no aporta absolutamente nada a mi carrera, además ella misma autoriza la revisión para solicitar fecha de examen y con ello obtener mi título profesional. 

Esa maestra tan pícara el negocio debe ser muy bueno, “ayudar” a que concluyéramos un ciclo de nuestra vida profesional a quienes estudiamos una licenciatura en la que muchos textos se copiaban para otras tesis, al fin, nadie se daba cuenta. He de decir, que en el tiempo en el que me titulé, no había forma de comparar electrónicamente textos como ahora. 

En algún momento de mi exitosa carrera profesional, alguien se percata de que aquella tesis profesional con la cual obtuve el Título para ejercer la profesión tiene párrafos enteros idénticos a una tesis sustentada un año antes que yo, por otra persona. 

Entonces tengo dos opciones, la primera y que resulta evidente pero inviable, es aceptar que esos párrafos enteros que son idénticos a la tesis profesional de una persona que se tituló un año antes que yo, no son de mi autoría, con lo cual, tengo un problema serio dado que la autoridad competente, puede anular todos los efectos que se derivaron de aquel acto fraudulento y tramposo y con ello, más allá del descrédito y la pérdida de mi actual empleo, posiblemente enfrentaría consecuencias que en este momento ni siquiera puedo imaginar, a sabiendas de que “mi” tesis no la escribí personalmente, a partir de aquella conducta irregular y obtuve una serie de beneficios que se han ido acrecentando con el tiempo y generé por mis actividades profesionales muchas consecuencias que beneficiaron a algunas personas y a otras tantas las perjudicaron y es un riesgo que no tengo disposición de afrontar, porque además se creó el estigma de ser una persona tramposa no digna de confianza, a partir de que se evidenciaron esos textos copiados, me lo gané a pulso y no obstante fue posible ocultarlo durante más de 30 años, a la fecha, ya hasta creo mis propias mentiras de que escribí mi tesis porque era muy brillante en la escuela. En todo caso, así como argumento hoy mis decisiones, puedo argumentar válidamente, que copiar esos textos de otra tesis, sólo generaría efectos entre las partes, es decir, entre mi colega (autor de la tesis copiada) y yo, no hay motivo de que trascienda a más. 

La otra posibilidad, es argumentar que mi tesis, por supuesto es de mi autoría y que un año antes alguien sin capacidad intelectual mayor a la que tengo, tuvo la osadía de copiar textos completos de mi esfuerzo, cuando inclusive, todavía me faltaban semestres para terminar mi carrera.  

Se trata de un argumento que requiere de mucha ayuda, así como la que me generó mi maestra de la Facultad, a cambio de gratificaciones, pero bien vale la pena, no puedo arriesgar mi prestigio ni debo asumir las consecuencias porque muchas personas me identifican con cercanía a la gente de los círculos de poder y eso, hasta les puede perjudicar y no me lo van a perdonar, los argumentos en el poder tienen que ver con la honestidad y mi conducta no se acerca por mucho a su cantaleta de rectitud. 

Entonces voy a convencer a quien un año antes de que yo preparara mi tesis durante muchas noches de desvelo y que como ya lo mencioné, se tituló un año antes que yo, para que diga que su poca capacidad intelectual le brindó la oportunidad de buscar en archivos del futuro textos de mi autoría para colocarlos en su tesis, plagiar mi esfuerzo, dedicación y capacidad y asumir las consecuencias ante las autoridades corruptas que no podrán acreditar con ello que hay alguna conducta inadecuada de mi parte, mucho menos de parte de mi colega, por ser un acto de imposible realización. Más aún, mi colega necesita la gratificación, dado que no tuvo “tanto éxito” como yo en la vida profesional y además tiene importantes padecimientos en su salud y si le acusan de “plagio” de una tesis del futuro, pues no se lo podrían probar. Es más, voy a demandarlo, para registrar mi tesis y que, con ello, nadie se atreva de nuevo en el futuro o en el pasado a copiar mi tesis, faltaba más, y si lo hace, que me pague regalías. 

Tengo el convencimiento de que toda la clase política me apoya porque de mis decisiones pueden depender muchos de sus privilegios y hasta algún desplegado van a publicar a mi favor, y un día no muy lejano por la mañana, se le dará carpetazo al tema muy rápido o por lo menos, eso se va a pretender. 

Toda esta narrativa es tan irreal que no sucede en ninguna parte del mundo, puede haber coincidencias con la imaginación de personas que, con mala fe, pretenden sin éxito, desprestigiar a quienes gozan de autoinmunidad como los Dioses creadores de todo y que en ocasiones resulta una mera coincidencia si tenemos el privilegio de tenerles de carne y hueso en este planeta gobernando un país o en una Corte casi Celestial. 

Antonio Horacio Gamboa Chabbán 

Maestro en Derecho Político y Administración Pública. 

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