Una solución natural para combatir la crisis climática y embellecer las ciudades
Redacción: Amairany Ramírez
La crisis climática y la escasez de agua se han consolidado como retos cruciales del siglo XXI, afectando especialmente a las zonas urbanas, donde el concreto y el pavimento han suplantado extensiones de vegetación. En este panorama adverso, las bugambilias emergen como una opción resiliente para mitigar estos efectos, según destaca Joel Zamora Amaro, responsable del vivero de plantas ornamentales de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP).
Las bugambilias, conocidas como «plantas de combate» en jardinería, poseen características que las hacen ideales para climas áridos y semiáridos. Son altamente resistentes a plagas y enfermedades, se adaptan a diversas alturas sobre el nivel del mar y requieren una cantidad de agua significativamente menor en comparación con otras especies ornamentales.
Una peculiaridad de estas plantas es que sus coloridas «flores» no son pétalos, sino brácteas, hojas pigmentadas que varían en tonos como rojo, morado, amarillo y blanco, dependiendo de la variedad. Estas brácteas no solo embellecen el entorno, sino que también contribuyen a su resistencia frente a condiciones climáticas adversas.
La reforestación con bugambilias no solo ayuda a regular el microclima de las ciudades, sino que también ofrece una oportunidad para embellecer espacios públicos y privados. Su versatilidad las hace aptas para diferentes aplicaciones:
- Variedades compactas: ideales para jardines pequeños y ornamentales.
- Bugambilias de guía: perfectas para cubrir muros, pérgolas o generar sombra en áreas urbanas.
En un contexto donde el cambio climático exige respuestas urgentes, la integración de plantas resistentes como las bugambilias en las ciudades puede marcar la diferencia. Además de mejorar la calidad del aire, aportan al ciclo del agua y fomentan un ambiente más fresco y habitable.
Adoptar la reforestación con especies como estas no solo representa un acto de sostenibilidad, sino también una oportunidad para transformar las ciudades en entornos más verdes y armoniosos, donde naturaleza y urbanización coexistan de manera equilibrada.
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