Redacción Marlone Serrano
En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, celebrado el pasado 5 de junio, resurge una pregunta crucial: ¿qué sería del medio ambiente sin los zoológicos y acuarios? Lejos de ser meros espacios de exhibición, estas instituciones se han convertido en piezas clave en la lucha por la conservación de la biodiversidad y la educación ambiental.
Durante los últimos 30 años, los zoológicos han evolucionado profundamente. Hoy en día, funcionan como centros de conservación de especies, investigación científica y rescate animal. Uno de los casos más emblemáticos es el del lobo gris mexicano (Canis lupus baileyi), cuya población ha sido reintroducida exitosamente en la Sierra Madre Occidental gracias a programas de reproducción bajo cuidado humano impulsados por zoológicos nacionales e internacionales.
“La supervivencia de muchas especies depende de los zoológicos”, ha afirmado con contundencia la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que ha llamado a reforzar las acciones de conservación de la biodiversidad para frenar la extinción de especies hacia 2030. Por su parte, la Asociación Ibérica de Zoos y Acuarios advierte que cerrar estos centros en plena crisis ambiental sería una decisión “inexplicable para las generaciones futuras”.
En México, el Instituto de Ecología de la UNAM estima que 77 especies de flora y fauna extintas en vida silvestre existen actualmente solo en zoológicos y jardines botánicos. Además, se calcula que cerca de 50 especies de aves y mamíferos han sido salvadas de la extinción gracias a programas de manejo y reintroducción.
Más allá de la conservación, los zoológicos cumplen una función educativa vital. Cada año, reciben aproximadamente 700 millones de visitantes en todo el mundo. “Estas visitas aumentan significativamente el conocimiento sobre conservación y fomentan comportamientos sostenibles”, señalan diversos estudios.
En términos económicos, estos centros también son un motor relevante: más de 350 millones de dólares generados por zoológicos públicos y privados se destinan anualmente a programas de conservación ex situ e in situ, así como a investigaciones sobre genética, salud y comportamiento animal.
En un mundo marcado por el cambio climático, los zoológicos y acuarios actúan como aliados estratégicos en la mitigación de sus efectos. Desde promover prácticas sostenibles en los hogares hasta preservar ecosistemas enteros, su labor es fundamental para construir un futuro más verde.
“Imaginar un mundo sin zoológicos es imaginar un mundo con menos biodiversidad, menos conocimiento y menos oportunidades para que las futuras generaciones se conecten con la naturaleza”, concluye el texto conmemorativo.
Este Día Mundial del Medio Ambiente es una oportunidad para reconocer la labor esencial de estas instituciones y reafirmar su papel en la construcción de un futuro sostenible para todos.
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