Redacción: Amairany Ramírez
Higueral, una pequeña comunidad en el norte de Veracruz, enfrenta graves desafíos debido a los efectos del cambio climático y la prolongada sequía que ha azotado la región en los últimos años. Para llegar a este lugar, los habitantes deben tomar un único camión que parte del centro de Tuxpan, y cuya frecuencia es limitada. Sin embargo, este recorrido ya no solo es físico, sino también un reflejo del desastre ecológico que afecta a los productores de la región, especialmente a los que cultivan naranjas, mangos y lichis.
Joaquín Reyes, un agricultor de 77 años, es uno de los muchos productores que ha sufrido las consecuencias de la sequía que, según él, duró más de tres años. En ese tiempo, sus fincas de frutas, que alguna vez fueron productivas, se secaron, dejando a muchos agricultores de la región sin trabajo y sin medios para volver a sembrar. «Las fincas productivas de fruta se empezaron a secar y a marchitarse», comenta Reyes, reflejando la realidad de muchos ejidatarios que, al igual que él, han visto cómo la tierra que trabajaron durante años ha quedado inutilizada.
Veracruz, el mayor productor de naranja en el país, enfrenta la paradoja de una producción que ha caído drásticamente. De acuerdo con datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera, el estado produjo 1 millón 812 mil 266 toneladas de naranja en el primer semestre de 2024, pero los efectos del cambio climático, como la salinización de los ríos debido a la entrada de agua del mar, han afectado aún más la capacidad de los productores para abastecer el mercado.
Fernando Reyes, hijo de Joaquín y joven agricultor, está buscando soluciones para mitigar estos efectos. Una de sus propuestas es instalar un sistema de riego que aproveche el agua del río Tuxpan. Sin embargo, los costos son elevados, y la inversión para hacerlo viable está fuera de su alcance. «No hay compradores. ¿Por qué? Porque no hay fruta», dice Joaquín, quien también enfrenta la dificultad de vender otros productos como el mango y el lichi a precios bajos, lo que le impide contratar trabajadores y mantener su operación.
El ingeniero agrónomo Gustavo Mercado Mancera, especialista en el tema, señala que el reto no es solo mecanizar el campo, sino también brindar acompañamiento técnico a los agricultores. El acceso a datos meteorológicos y el asesoramiento especializado son cruciales para que los productores puedan adaptarse a los cambios climáticos y asegurar la productividad de sus cultivos.
La lucha de los agricultores de Veracruz, como la de Joaquín y Fernando Reyes, es un claro reflejo de los desafíos que enfrenta el campo mexicano. La inversión en tecnología y capacitación, así como una respuesta más efectiva ante el cambio climático, son elementos clave para que las comunidades agrícolas puedan sobrevivir y seguir siendo el motor que impulsa la economía local.
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