Redacción: Inés Arroyo
La monogamia, entendida como una relación exclusiva entre dos individuos, no es exclusiva de los seres humanos. En el mundo animal, es más común de lo que parece, sobre todo entre las aves, donde alrededor del 90% de las especies practican este comportamiento. Sin embargo, entre los mamíferos, solo un 5% sigue esta pauta, excluyendo a los humanos. A pesar de ser una minoría, los animales monógamos demuestran que formar una pareja estable es clave para su supervivencia y éxito reproductivo.
Un claro ejemplo de monogamia en las aves es el “águila real”, una especie emblemática de México. Esta majestuosa ave permanece con la misma pareja toda su vida, y solo cambia de compañero si este muere. Otro caso famoso son los “pingüinos”, que realizan un ritual de cortejo conocido como el «ritual del amor». Una vez que encuentran pareja, permanecen juntos de por vida, destacándose por su fidelidad.
En el mar, los “caballitos de mar” también son monógamos. Una particularidad de esta especie es que son los machos quienes incuban los huevos, lo que refuerza el vínculo con su pareja. Las “tórtolas” son otro ejemplo claro de monogamia. Estas aves pasan todo su tiempo juntas, lo que ha dado origen a la expresión popular «tortolitos».
Las “orcas”, por su parte, forman parejas estables durante toda su vida. Este comportamiento se debe a que las crías de orca se desarrollan lentamente y requieren el apoyo de ambos padres para su cuidado y crecimiento.
Aunque la monogamia en los animales pueda parecer romántica, tiene una razón práctica. En muchas especies, la colaboración entre ambos miembros de la pareja es crucial para la supervivencia de sus crías. Por ejemplo, en las aves, ambos padres se turnan para incubar los huevos y buscar alimento para los polluelos. Esta cooperación hace que la crianza sea más eficiente y aumenta las probabilidades de éxito.
En resumen, la monogamia en el reino animal no solo es una cuestión afectiva, sino una estrategia evolutiva. Al mantenerse unidos, las parejas animales aseguran la supervivencia de su especie, mostrando que el amor y la cooperación son esenciales para la continuidad de la vida.
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