En los últimos 35 años, las temperaturas han aumentado en toda Asia Central, que incluye partes de China, Uzbekistán y Kirguistán. En el mismo lapso, las regiones montañosas se han vuelto más cálidas y húmedas, lo que podría haber acelerado el retroceso de algunos de los principales glaciares y, aún más, los climas desérticos se han extendido hacia el norte de esa zona hasta 100 kilómetros, desde la década de 1980.
Así se dio a conocer en un estudio publicado el 27 de mayo en Geophysical Research Letters, una publicación de la American Geophysical Union (AGU), donde se asegura que estos cambios amenazan a los ecosistemas y a quienes dependen de ellos.
Más de 60% de Asia Central tiene un clima seco con lluvias poco frecuentes. Al haber poca agua disponible para las plantas y otros organismos, gran parte de la región es vulnerable al aumento de las temperaturas, lo que incrementa la evaporación del agua en el suelo y aumenta el riesgo de sequía.
Para Jeffrey Dukes, ecólogo del Departamento de Ecología Global de la Institución Carnegie para la Ciencia en Stanford, California, los hallazgos son un “gran primer paso” para informar las políticas de mitigación y adaptación.
El coautor del estudio, Qi Steve Hu, científico de la Escuela de Recursos Naturales y el Departamento de Ciencias Atmosféricas y de la Tierra de la Universidad de Nebraska-Lincoln, aclaró que “necesitamos conocer las sutilezas importantes del cambio climático en áreas específicas”, ya que investigaciones previas sobre el cambio climático informaron cambios promedio en las temperaturas y las precipitaciones en gran parte de Asia Central, pero eso brindó información localizada limitada para los residentes, dice Hu.
De hecho, Hu y el climatólogo Zihang Han, de la Universidad de Lanzhou en China, utilizaron datos de precipitación y temperatura del aire de 1960 a 2020 para dividir Asia Central en once tipos de clima, y encontraron que desde finales de los 80, el área clasificada como de clima desértico se ha expandido hacia el este y se ha extendido hasta 100
kilómetros en el norte de Uzbekistán y Kirguistán, en el sur de Kazajstán y alrededor de la cuenca Junggar en el noroeste de China.
Hu interpreta que ésta es una expansión sustancial y ha tenido un efecto dominó en las zonas climáticas adyacentes, que también se han vuelto más secas. En algunas áreas, la temperatura media anual fue al menos 5 °C más alta entre 1990 y 2020 que entre 1960 y 1979, con veranos cada vez más secos y lluvias principalmente durante el invierno.
Con el tiempo, el aumento de las temperaturas y la disminución de las precipitaciones harán que las comunidades de plantas se vuelvan dominadas por especies que se adaptan a condiciones más cálidas y secas, dice Dukes. “Eso va a tener consecuencias por ejemplo para los animales de pastoreo que dependen de la estepa o los pastizales”, dice. En algunas regiones, los periodos prolongados de sequía reducirán la productividad de la tierra hasta convertirla en suelo “muerto”, agrega.
Se considera en una información dada a conocer por Nature Journal que la desertificación es un problema en Asia Central y otras partes del mundo, dice Mickey Glantz, climatólogo de la Universidad de Boulder, Colorado. Pero para concluir que los desiertos se están expandiendo, los investigadores deberían observar indicadores como las tormentas de polvo y las olas de calor, en lugar de confiar únicamente en la clasificación climática.
Agrega que las actividades humanas como la minería y la agricultura también contribuyen a la desertificación. Por lo tanto, los gobiernos de Asia Central y del resto del mundo deberían centrarse en la agricultura y la urbanización sostenibles, deberían prestar atención al clima cambiante y tratar de adaptarse mejor a él.
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