Redacción: Daniela Martínez
La durabilidad de una batería de los autos eléctricos es de cuatro a cinco años, ya que pierde potencia o su capacidad de carga se ve dañada. La demanda de estas baterías genera un conflicto ambiental debido a los metales con los que están diseñadas, como el níquel o el cobalto, un material azul capaz de almacenar grandes cantidades de energía, tan útil en la tecnología, pero a su vez difícil de extraer y de comprar.
El reciclaje de materiales indispensables para la creación de baterías implica incinerarlas, lo que provoca un humo altamente contaminante y dañino para la salud. La reacción que tienen algunos metales en contacto con el aire los vuelve tóxicos y pone en riesgo al encargado de su manejo, por lo que resulta necesario mantenerse informado antes de adquirir un auto que no es del todo amigable con el medio ambiente.
A pesar de que el auto eléctrico no emite las cantidades de gases que genera un auto convencional y no requiere combustible, tanto la fabricación como el mantenimiento de un auto de esta gama resultan ser de alto costo. La marca china BYD, que ha competido con Tesla, evaluó su auto más económico en 358,900 pesos el año pasado.
Se continúa la búsqueda de una técnica de reciclaje para estas baterías sin que sean nocivas, esperando que sean más duraderas y, en primer lugar, que su fabricación no afecte la crisis climática mediante la transformación de gases de efecto invernadero.
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