Los océanos, que cubren aproximadamente el 71 por ciento de la superficie de la Tierra, han sido un enigma durante mucho tiempo. Sin embargo, gracias a los avances tecnológicos y científicos, estamos en una era dorada de la investigación oceanográfica que está revelando los secretos de estos misteriosos mundos submarinos.
Uno de los avances más destacados en la oceanografía moderna es el uso de vehículos submarinos autónomos (AUV) y los operados a distancia (ROV).
De acuerdo con el microbiólogo Pol Beltrán Prieto, estas máquinas ingeniosas pueden sumergirse a profundidades inaccesibles para los humanos y llevar a cabo investigaciones precisas y detalladas. Los AUV, como el “Sentry” de la Institución Oceanográfica Woods Hole, han estado mapeando los fondos marinos y recopilando datos cruciales sobre las corrientes oceánicas, la geología submarina y la vida marina.
Mientras tanto, los ROV, como el famoso “Alvin”, han llevado a los científicos a las profundidades abisales para estudiar organismos extremófilos y procesos geotérmicos.
Asimismo, la instalación de redes de sensores submarinos a lo largo de los océanos ha permitido a los científicos recopilar datos en tiempo real sobre una variedad de parámetros oceánicos.
Estos sensores miden variables como la temperatura del agua, la salinidad, la acidez, los niveles de oxígeno y los movimientos de las corrientes. Estos datos se transmiten a través de satélites y cables submarinos, proporcionando información vital para comprender el cambio climático, el comportamiento de las especies marinas y la predicción de eventos extremos, como tsunamis y huracanes.
Este avance tecnológico está permitiendo a los científicos obtener una comprensión más profunda de los océanos y su papel en la salud del planeta. Además, esta información es esencial para abordar desafíos globales como el cambio climático y la conservación de la biodiversidad marina.
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