Redacción: Amairany Ramírez
Un análisis exhaustivo de casi tres millones de tramos fluviales en todo el mundo, realizado durante 35 años, ha revelado transformaciones profundas en los caudales de los ríos. El estudio, publicado en la prestigiosa revista Science y liderado por investigadores de las universidades de Massachusetts Amherst y Cincinnati, destaca cómo los flujos de agua en las partes bajas de los ríos están disminuyendo de manera alarmante, mientras que en las cabeceras se registran aumentos significativos.
Los resultados son contundentes: el caudal disminuyó en el 44% de los ríos grandes hacia sus desembocaduras, mientras que en el 17% de los ríos más pequeños, aguas arriba, aumentó. Estos cambios tienen implicaciones directas en la frecuencia de inundaciones, el suministro de agua dulce, la capacidad de los ríos para transportar sedimentos y nutrientes, y en la sostenibilidad de los ecosistemas que dependen de ellos; según el estudio, algunos ríos están experimentando alteraciones de entre el 5% y el 10% anual, un ritmo que los autores califican como «extraordinariamente rápido». Este fenómeno es atribuido en gran medida al cambio climático y a la actividad humana, aunque aún no se han identificado todas las causas exactas.
Las reducciones de caudal en ríos grandes tienen consecuencias directas en la disponibilidad de agua dulce para consumo humano y riego. Además, esta disminución afecta la capacidad de los ríos para mover sedimentos, un proceso crucial para la formación y estabilidad de los deltas, que sirven como barreras naturales contra el aumento del nivel del mar. Por otro lado, los aumentos en los caudales de ríos pequeños están relacionados con un incremento del potencial de erosión y una mayor frecuencia de inundaciones extremas, con un aumento del 42% en eventos de este tipo según los modelos empleados en la investigación.
Aunque el estudio no puede atribuir causas específicas a cada cambio, se identifican como principales motores el cambio climático y la actividad humana. Los autores insisten en la necesidad de actuar para mitigar los efectos del calentamiento global y desarrollar estrategias de manejo sostenible de los recursos hídricos.
“La transformación de los ríos no solo altera los ecosistemas, sino que impacta directamente a las comunidades que dependen de ellos para su sustento”, subraya Gleason.
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