Redacción: Frida Mendez
En zonas del sur del país, como Merzouga, los ciudadanos se encuentran con graves dificultades debido a la falta de agua y pastos, lo que ha forzado a muchos a renunciar a sus actividades tradicionales como la agricultura. Los problemas también impactan en la agricultura, con la reducción de los cultivos de autoconsumo y la reducción de los niveles de los pozos. Además, las inundaciones y los fuegos forestales han devastado infraestructuras y ecosistemas esenciales, deteriorando la condición de los habitantes.
En la costa del Atlántico, las ciudades de Agadir y Essaouira, reconocidas por su actividad turística y pesquera, también experimentan las consecuencias del cambio climático. La sequía interna perjudica los ríos que nutren los ecosistemas oceánicos, lo que repercute de manera adversa en la pesca local. En cambio, las inundaciones y el incremento del nivel del mar están provocando perjuicios en las comunidades costeras y en zonas urbanas, como el sector judío de Essaouira, que ha sufrido daños debido a las mareas ciclónicas. Los pescadores locales también señalan la disminución en las capturas debido a la falta de precipitaciones.
Además de las dificultades en el ámbito pesquero, otras actividades económicas como la producción de argán también han sufrido daños debido al cambio climático. Las trabajadoras de cooperativas que producen aceite de argán señalan que este año la sequía ha disminuido notablemente la cosecha, lo que ha elevado los gastos de producción y reducido sus ganancias. La escasez de agua también ha provocado que numerosas familias dejen a sus animales, provocando así un aumento en el abandono y el desplazamiento.
Como reacción a estos problemas, el turismo se ha transformado en la fuente principal de ingresos para diversas comunidades afectadas. No obstante, el turismo también causa efectos en el medio ambiente, específicamente en relación con el uso de agua. Por ejemplo, en Merzouga se han ejecutado sistemas solares y pozos para abastecer agua a los hoteles, mientras que en Agadir se está construyendo una planta de desagüe para satisfacer la elevada demanda. A pesar de que el turismo podría representar una alternativa económica, sus impactos adversos en los recursos naturales son claros.
El cambio climático, sumado a las complicaciones económicas, sociales y políticas de estas áreas, complica aún más la habilidad de los pobladores para manejar sus consecuencias. El deterioro de los ecosistemas y la emigración obligada debido a la falta de recursos agravan la circunstancia. Los especialistas sostienen que estos inconvenientes pueden provocar movimientos migratorios hacia Europa, incrementando así la presión sobre las naciones receptoras. El pueblo local, agotado y desesperado, solicita acciones inmediatas a los gobiernos y entidades internacionales, en busca de respuestas a una crisis cada vez más complicada.
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