Cuando yo estudié la primaria en los ochentas, el Sistema Solar estaba compuesto por nueve planetas y el Sol, en aquellos días mi papá me regaló una pequeña enciclopedia que traía esa información, que yo leí, estudié y aprendí como cierta, y que ahora resulta desactualizada frente a los requerimientos escolares de mis hijos.
En 2006 la Unión Astronómica Internacional determinó que dadas sus características, Plutón estaba fuera de la definición de un planeta y lo redujeron de categoría a planeta enano, y hoy mi hijo de ocho años en 2022 prepara su exposición diciendo que el Sistema Solar se compone por el Sol y ocho planetas (Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno), para él no existe Plutón como planeta.
Recordando todo este asunto del cambio de denominación al ex planeta y como aún tengo esa enciclopedia la cual nos sirve para la lectura de la noche, les platicó a mis hijos que cuando yo estudié eran nueve planetas y toda la historia, entonces mi hijo el pequeño de 4 años me pregunta “mamá ¿por qué Plutón ya no es un planeta, lo despidieron?”, tal vez básicamente ese sea el asunto, ya no encajó en las nuevas definiciones y quedó fuera.
Buscando información encuentro la referencia a una entrevista en el Programa Movimiento de Radio UNAM a Gloria Delgado Inglada, investigadora del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM, y me llama la atención el siguiente comentario que rescato textual de una nota publicada en unamglobal.unam.mx donde lo encontré: “Al final no se trata de si nos gusta o no que haya ocho o nueve planetas, se trata de observar, hacer definiciones y ser coherente con ello. A medida que tenemos más observaciones, nuevas teorías y nueva instrumentación va cambiando la manera en que definimos los conceptos, podemos ser más precisos”.
¿Cuántas cosas aprendimos bajo ciertos conceptos que a la luz de nuevas observaciones, nuevas teorías, nuevas experiencias y perspectivas han quedado obsoletos?
¿Cuántas cosas seguimos “conociendo” o “sabiendo” como en el pasado y hoy ya no son así pero nos resistimos (e insistimos)?
¿Qué tanto actualizamos nuestros saberes y con ello la manera en la que hacemos las cosas, la manera en la que nos plantamos ante la vida?
Hay temas que van evolucionando, conforme se va investigando se van encontrando errores en los cálculos o se van ajustando conocimientos o se van descartando teorías o saberes que se daban como total y absolutamente ciertos para dar paso a nuevos conocimientos, y no es que nos guste o no, o que estemos de acuerdo o no. ¡Hay que aventurarse y arriesgarse a actualizarse!
Tratar de mantenerse actualizado en un mundo que va tan de prisa es todo un reto, pero ante la velocidad y volumen de la nueva información es deseable mantener una actitud abierta y flexible ante los descubrimientos y cultivar un pensamiento crítico que nos permita seguir observando el entorno, y a nosotros mismos, que nos permita seguir cuestionándonos de tal forma que podamos incorporar nuevos saberes y con ello encontrar no sólo nuevas formas y modos que nos enriquezcan, sino también, nuevas y mejores experiencias.
Y tú ¿en qué tema te hace falta actualizarte?
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