Redacción: Amairany Ramírez
La alarmante desaparición de los glaciares en Ecuador se ha convertido en un tema de preocupación ambiental urgente. Un análisis satelital reciente de MapBiomas Ecuador revela que el país ha perdido el 35.4 % de la superficie de sus glaciares entre 1985 y 2023. En cifras absolutas, esto significa que la extensión glaciar ha disminuido de 8545 hectáreas a solo 5851 hectáreas en casi cuatro décadas. Este descenso incluye la desaparición total del glaciar del volcán Carihuairazo y una reducción del 81.2 % en el glaciar del Iliniza Sur.
El informe destaca que los glaciares de la Cordillera Oriental, como los de los volcanes Cayambe, Antisana y Altar, han sufrido menos pérdidas, alrededor del 30 %, gracias a la influencia del sistema climático amazónico. Este fenómeno permite que las masas de aire húmedo provenientes de la cuenca baja del Amazonas se enfríen al elevarse, provocando precipitaciones en forma de nieve que alimentan los glaciares.
Sin embargo, el Cotopaxi, uno de los volcanes más icónicos de los Andes ecuatorianos, ha perdido el 38.6 % de su hielo glaciar. Rubén Basantes, glaciólogo de la Universidad Yachay Tech, explica que la reducción podría deberse tanto al cambio climático como al calor generado por su actividad volcánica.
La pérdida de glaciares tiene múltiples consecuencias. Por un lado, estos regulan la temperatura del planeta al reflejar la radiación solar. Su desaparición provoca un desequilibrio térmico global. Además, son fuentes cruciales de agua dulce para ecosistemas y comunidades humanas. Por ejemplo, la desaparición del glaciar del Carihuairazo ha reducido los caudales de agua, afectando a las comunidades cercanas y a ciudades como Quito y Cayambe, que dependen de los glaciares para su suministro hídrico.
En el volcán Antisana, el incremento del espejo de agua en la laguna La Mica indica un deshielo acelerado. Aunque esto podría interpretarse como un aumento en la disponibilidad de agua, también significa una pérdida acelerada del glaciar.
Adicionalmente, el deshielo está cambiando los ecosistemas locales. Nuevas especies de flora y fauna han aparecido cerca de las áreas antes cubiertas por glaciares, mientras otras han desaparecido, señala Cáceres. En algunos casos, el agua que emerge de los glaciares se acidifica debido a la exposición de minerales en la roca, lo que podría contaminar fuentes hídricas utilizadas por las comunidades.
El impacto también se extiende al turismo y las tradiciones culturales. En el pasado, el Carihuairazo atraía a montañistas y las comunidades cercanas ofrecían servicios de guiado. Ahora, ante la desaparición del glaciar, han cambiado al turismo de trekking.
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