Redacción: Inés Arroyo
El cambio climático no es solo un desafío ambiental, sino también una amenaza directa para la economía mundial. A medida que los efectos del calentamiento global se intensifican, las consecuencias se hacen cada vez más evidentes en todos los sectores productivos. Las olas de calor, los huracanes y las sequías afectan tanto la vida de las personas como la estabilidad económica de los países. La productividad laboral disminuye, las cosechas se reducen y las pérdidas económicas se disparan.
Según el Banco Mundial, si no se toman medidas urgentes, para 2030 el cambio climático podría empujar a 100 millones de personas más a la pobreza. Este panorama es alarmante, ya que el crecimiento de la población mundial hacia los 10.000 millones de personas en 2050 empeorará la situación, dificultando aún más la tarea de alimentar a la humanidad.
La profesora Catalina Torres, experta en Economía Aplicada de la Universidad de las Islas Baleares (UIB), señala que la raíz del problema no son solo las emisiones contaminantes, sino el modelo económico actual. Torres, secretaria del Laboratorio Interdisciplinario sobre el Cambio Climático (LINCC-UIB), argumenta que la constante búsqueda de crecimiento económico está agotando los recursos naturales y ignorando los límites del planeta. En su opinión, el sistema socioeconómico global está marcado por el consumo masivo de materiales no renovables, lo que genera emisiones y residuos que aceleran el cambio climático.
El turismo, en especial, es un sector que contribuye considerablemente al cambio climático. En Baleares, el año pasado se registraron 18 millones de turistas, lo que refleja el alto nivel de consumo y residuos generado por la industria. Torres también explica que las personas más adineradas tienen una huella de carbono mucho mayor que aquellos con menos recursos, lo que refleja una gran desigualdad en el impacto ambiental. A pesar de ello, algunos proponen reducir la cantidad de turistas, pero con un enfoque en atraer a los más ricos, lo que perpetuaría las desigualdades.
Por último, Torres advierte que la construcción de más infraestructuras turísticas, como carreteras y hoteles, solo incrementaría el consumo de recursos y la generación de residuos, lo que hace insostenible este modelo a largo plazo.
El cambio climático exige una transformación radical del sistema económico. Es necesario adoptar políticas que prioricen el desarrollo sostenible y la equidad social. Sin un esfuerzo conjunto entre el sector público y el privado, los efectos del cambio climático seguirán amenazando tanto al medio ambiente como a la economía global.