Redacción Marlone Serrano
En una postura sin precedentes, el Vaticano presentó este martes un documento crítico y directo titulado “Un llamado por la justicia climática y la casa común: conversión ecológica, transformación y resistencia a las falsas soluciones”, en el que denuncia con firmeza el “capitalismo verde”, la tecnocracia y las soluciones extractivistas como respuestas ineficaces y peligrosas ante la crisis climática.
La presentación se realizó en la Sala Stampa del Vaticano con la participación de altos representantes de la Iglesia católica de África, Asia y América Latina, incluyendo a los cardenales Jaime Spengler (Brasil), Filipe Neri Ferrão (India), Fridolin Ambongo (Rep. Democrática del Congo), y Emilce Cuda, secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina (PCAL).
El documento, fruto de un trabajo conjunto entre el CELAM, la SECAM, la FABC y coordinado por el Vaticano, llama a los países ricos a reconocer y saldar su deuda ecológica con el Sur Global, a través de un financiamiento climático justo que no implique más endeudamiento para las naciones vulnerables.
“La ciencia es clara: limitar el calentamiento global a 1,5°C es urgente. No debemos ceder en esta meta. El Sur Global y las generaciones futuras ya sufren las consecuencias”, advierte el texto.
El llamado de la Iglesia va más allá de las cifras. Apunta directamente contra lo que considera un modelo insostenible de desarrollo que disfraza intereses económicos bajo el nombre de sostenibilidad. En palabras del cardenal Spengler, se trata de “una economía que convierte la naturaleza en mercancía, y la justicia climática en negocio”.
Entre las principales demandas del documento destacan:
- El fin de los combustibles fósiles y sus infraestructuras.
- La prohibición de nuevas explotaciones extractivas sin consulta previa.
- La protección activa de los pueblos indígenas y comunidades vulnerables.
- El reconocimiento de la migración climática como un tema de derechos humanos.
- El impulso a una “feliz sobriedad” inspirada en el buen vivir de los pueblos originarios.
El texto se presentará formalmente en la próxima COP30, que tendrá lugar en diciembre en Belém do Pará, Brasil, donde se espera que la Iglesia católica tenga un rol protagónico como voz crítica ante los gobiernos e industrias que, aseguran, perpetúan las falsas soluciones a la crisis climática.
Durante la conferencia de prensa, el cardenal Ambongo fue particularmente duro:
“África no es un continente pobre, es un continente saqueado. No podemos permitir que, en nombre de la transición energética, nuestras tierras sean nuevamente explotadas sin justicia ni consulta”.
Por su parte, el cardenal Ferrão, desde Asia, denunció los efectos del cambio climático ya visibles en su región: desde la pérdida de islas hasta la minería sin escrúpulos impulsada por la demanda de baterías “verdes”.
Este nuevo llamado vaticano, a diez años de la encíclica Laudato Si’ del papa Francisco, busca consolidarse como una hoja de ruta moral y espiritual frente a una crisis que ya no es ambiental, sino estructural, ética y profundamente humana.
“Lo que está en juego no es solo el clima, sino el destino de los pueblos”, sentenció Emilce Cuda. “Y esta vez, la Iglesia quiere estar del lado de quienes resisten, de quienes protegen la vida con dignidad, desde los márgenes del mundo”.
Se prevé que este documento se convierta en una herramienta clave para impulsar la creación de un Observatorio de Justicia Climática y articular acciones concretas desde las iglesias del Sur Global, que según sus representantes, “no esperan a que el Norte actúe para proteger la casa común”.
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