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Fracking en México: Puebla en el centro de la polémica ambiental por la fracturación hidráulica

Fracking en México: Puebla en el centro de la polémica ambiental por la fracturación hidráulica

Redactor: Sam Torne 

El fracking, o fracturación hidráulica, es un método de extracción de gas y petróleo de formaciones rocosas a grandes profundidades, este proceso implica la inyección de grandes cantidades de agua, arena y productos químicos a alta presión para fracturar las rocas y liberar los recursos atrapados en su interior, aunque es eficaz en la obtención de hidrocarburos, tiene un alto costo ambiental, especialmente en áreas como Puebla, México. 

En el estado de Puebla, el fracking ha sido una práctica controversial debido a su impacto en los recursos naturales y la salud de las comunidades locales, una de las principales preocupaciones es el uso excesivo de agua. Un solo pozo de fracking puede consumir entre 9 y 29 millones de litros de agua, lo que pone en riesgo el suministro para las comunidades rurales y otras actividades económicas locales, especialmente en zonas propensas a la sequía. 

Además, estudios recientes han revelado que muchos de los pozos fracturados continúan emitiendo gases contaminantes incluso después de haber sido abandonados: durante un recorrido por la zona en octubre de 2023, organizaciones como la Alianza Mexicana contra el Fracking y Earthworks documentaron fugas continuas de metano y compuestos orgánicos volátiles en pozos inactivos en municipios como Pantepec. Estas emisiones, invisibles al ojo humano pero detectables con tecnología especializada, representan una grave amenaza para la calidad del aire y la salud pública. 

El fracking no solo afecta al medio ambiente; también tiene implicaciones serias para la salud humana; el agua utilizada en el proceso regresa a la superficie cargada de químicos tóxicos, algunos de los cuales pueden filtrarse en los acuíferos subterráneos. Esto ha causado que las fuentes de agua potable en las comunidades cercanas a las áreas de fracking presenten niveles peligrosamente altos de contaminantes, incluyendo metano, que es cancerígeno y neurotóxico, las personas que viven cerca de los pozos a menudo reportan problemas respiratorios, alergias y enfermedades relacionadas con la exposición a sustancias químicas peligrosas. 

Aunque el gobierno mexicano ha intentado regular el uso del fracking, su implementación en Puebla sigue siendo motivo de preocupación, las comunidades locales y los activistas ambientales han exigido la prohibición de esta técnica, argumentando que los beneficios económicos no justifican el daño irreparable al entorno y a la salud pública; hasta la fecha, el debate sobre el futuro del fracking en México continúa siendo un tema de gran relevancia. 

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