El Instituto de Biología (IB) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corenadr), de la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (SEDEMA), y las comunidades agrarias del suelo de conservación de la capital, por primera vez, colaboran para conocer la biodiversidad de los microorganismos que viven en los diferentes eco y agroecosistemas.
El objetivo principal de esta iniciativa es promover la cooperación para el conocimiento de los microorganismos del suelo de conservación de la Ciudad de México, y aprovechar las fortalezas de cada instancia.
El IB tiene 94 años de dedicarse, principalmente, al descubrimiento y descripción de la biodiversidad de México. Cuenta con especialistas en diferentes grupos de organismos, en plantas, animales y hongos, que han desarrollado sus capacidades durante décadas.
En este caso, se busca describir la diversidad de organismos de diferentes tipos que ocupan el suelo; no sólo se trata de identificar los macroscópicos, sino que hay un enfoque genómico fundamental. Para ello, se emplearán herramientas como la obtención de ADN.
Se estima que 25 por ciento de la biodiversidad del planeta habita en el suelo, por lo que este trabajo formará parte fundamental de nuevos conocimientos sobre la relación que existe entre los microorganismos y la calidad del suelo, el grado de conservación de los ecosistemas, la productividad agrícola, los beneficios ambientales y las interacciones ecológicas entre los microorganismos y los diferentes tipos de vegetación, entre otros aspectos.
El proyecto inició a finales de octubre con la capacitación de 45 técnicos de la Corenadr que durante un mes obtuvieron muestras de 50 sitios de las nueve alcaldías que conforman el suelo de conservación de la Ciudad: Cuajimalpa, Álvaro Obregón, Magdalena Contreras, Tlalpan, Xochimilco, Milpa Alta, Tláhuac, Iztapalapa y Gustavo A. Madero.
De ellas, 26 fueron tomadas en agroecosistemas (como milpa, nopaleras y sistemas agroforestales) y 24 en ecosistemas originarios del Valle de México (bosques, humedal lacustre y pastizales, por ejemplo).
A partir de este mes de diciembre, la totalidad de las muestras están siendo analizadas para describir la diversidad de microfauna y, posteriormente, los investigadores de la UNAM extraerán el material genético de hongos y bacterias, y las muestras se secuenciarán en laboratorios internacionales en Noruega y Corea.
Cuando se obtengan los resultados, ambas instancias seguirán colaborando con las comunidades para desarrollar estrategias innovadoras para la conservación de los socioecosistemas.
Susana Aurora Magallón Puebla, directora del IB explicó que: «Este es un proyecto con grandes alcances, que tiene el potencial de comparar la riqueza que se documente para el suelo de conservación de la Ciudad de México, con lo que se encuentre en otras partes del país».
Columba Jazmín López Gutiérrez, directora general de la Corenadr agregó que: «Es muy importante que estudiantes y académicos se involucren ya que sin el suelo de conservación esta urbe estaría en grave riesgo».
Mientras que Roberto Garibay Orijel, investigador del IB comentó que: «Este trabajo formará parte fundamental de nuevos conocimientos sobre la relación que existe entre los microorganismos y la calidad del suelo, el grado de conservación de los ecosistemas, la productividad agrícola, los beneficios ambientales y las interacciones ecológicas entre los microorganismos y los diferentes tipos de vegetación, entre otros aspectos».
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