Iniciativa pública y Medio ambiente

La verdad sobre los celulares negros: Menos amigables con el medio ambiente de lo que imaginas

La verdad sobre los celulares negros: Menos amigables con el medio ambiente de lo que imaginas

La sostenibilidad y el reciclaje son temas cada vez más relevantes en la industria tecnológica. Mientras las empresas buscan reducir su huella de carbono y mejorar la eficiencia en el uso de recursos, el reciclaje de dispositivos electrónicos se ha convertido en un pilar fundamental. Sin embargo, un aspecto menos conocido de este proceso es que los dispositivos de color oscuro, como los teléfonos móviles, presentan desafíos particulares que los hacen menos amigables con el medio ambiente.

Uno de los principales problemas asociados con los dispositivos oscuros es el manejo del plástico negro en el proceso de reciclaje. Aunque el uso de plástico reciclado ha aumentado significativamente en la fabricación de nuevos productos, el reciclaje de plásticos oscuros es complicado debido a las dificultades técnicas involucradas en su identificación y separación.

En la mayoría de las plantas de reciclaje, se utiliza tecnología de clasificación automática basada en la radiación infrarroja cercana (NIR). Sin embargo, los pigmentos negros que se utilizan en muchos plásticos tienen una baja sensibilidad a esta radiación, lo que dificulta su detección y clasificación eficiente. Como resultado, una parte significativa de los plásticos negros termina en vertederos en lugar de ser reciclada adecuadamente.

El plástico negro reciclado a menudo proviene de equipos electrónicos desechados, conocidos como WEEE (Waste Electrical and Electronic Equipment), que pueden contener aditivos peligrosos como retardantes de llama bromados (BFRs) y metales pesados, como plomo, mercurio y cadmio. Estos aditivos son esenciales para mejorar las propiedades del plástico en dispositivos electrónicos, pero pueden ser dañinos si se reutilizan en productos de consumo diario, como envases de alimentos o juguetes.

Un estudio de la Universidad de Plymouth en 2018 reveló que los productos fabricados con plástico reciclado negro contenían residuos contaminantes, lo que representa un riesgo tanto para los consumidores como para el medio ambiente. Este problema es especialmente preocupante en los océanos, donde los residuos plásticos continúan acumulándose, afectando la vida marina y la salud de los ecosistemas.

Las regulaciones internacionales juegan un papel crucial. En Europa, la Directiva sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (WEEE) y la Directiva sobre la restricción del uso de ciertas sustancias peligrosas en equipos eléctricos y electrónicos (RoHS) son ejemplos de esfuerzos para mejorar el reciclaje de plásticos y reducir la introducción de sustancias peligrosas en nuevos productos.

Además, la investigación científica está avanzando para mejorar la eficiencia del reciclaje de plásticos negros. Los investigadores están desarrollando nuevas tecnologías que permiten una mejor detección de estos plásticos en las plantas de reciclaje, así como materiales plásticos que pueden descomponerse y reutilizarse de manera más limpia y eficiente. Estas innovaciones son cruciales para cerrar el ciclo de vida de los plásticos negros y reducir su impacto ambiental.

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