El cambio climático está generando una serie de desafíos globales, y uno de los más recientes es el aumento de las turbulencias en vuelos comerciales. Diversos estudios indican que la frecuencia y la intensidad de estas turbulencias están incrementándose debido al calentamiento global, lo que no solo afecta la comodidad de los pasajeros, sino también plantea problemas económicos y ambientales para la industria aeronáutica.
¿Qué está provocando el aumento de turbulencias?
Según investigaciones de la Universidad de Reading, el aumento de temperaturas globales está intensificando las corrientes de aire, conocidas como corrientes en chorro. Estas corrientes son bandas rápidas de aire que fluyen a gran altitud y juegan un papel crucial en la formación de turbulencias de cielo despejado, un tipo de turbulencia que no se detecta fácilmente en los radares porque no está asociada a fenómenos meteorológicos visibles como nubes o tormentas.
El calentamiento del aire debido a las emisiones de CO2 es un factor determinante. La investigación señala que entre 1979 y 2020, las turbulencias severas en el Atlántico Norte han aumentado un 55%, mientras que las moderadas y ligeras también han visto incrementos significativos.
Consecuencias para la industria aeronáutica
Las turbulencias no solo afectan la experiencia de los pasajeros, sino que también representan un costo significativo para la industria de la aviación. Se estima que las turbulencias le cuestan a la industria entre 150 y 500 millones de dólares al año en Estados Unidos, debido a daños en las aeronaves y lesiones a los pasajeros y la tripulación.
Además, las aerolíneas se ven obligadas a desviar vuelos para evitar zonas de turbulencia severa, lo que incrementa el consumo de combustible y, por ende, las emisiones de gases de efecto invernadero. Este círculo vicioso no solo encarece los vuelos, sino que también contribuye al problema del cambio climático.
Medidas para mitigar el problema
Mejoras en la predicción y detección
Una de las soluciones propuestas por los investigadores es invertir en mejores sistemas de pronóstico y detección de turbulencias. Esto ayudaría a las aerolíneas a anticipar y evitar zonas de turbulencia severa, reduciendo el riesgo para los pasajeros y los costos asociados con los daños a las aeronaves.
Las aerolíneas también deben considerar cambios en sus estrategias operativas, como ajustar las rutas de vuelo y mejorar los protocolos de seguridad para los pasajeros y la tripulación. Esto incluye la capacitación constante del personal para manejar situaciones de turbulencia y la actualización de las aeronaves con tecnologías más avanzadas para la detección de turbulencias.
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