Carolina Herrera
Análisis del especialista Adrián Calcáneo sobre el complejo mercado del Gas LP en México: precio máximo, pobreza energética, presión regulatoria y la urgencia de un modelo más sostenibles y socialmente focalizado.

En el marco del Congreso GLP 2025, el vicepresidente de Energía y Materias Primas de OPIS, Adrián Calcáneo remarcó el equilibrio complejo que pasa el mercado de Gas LP al tener en balanza la política de precio máximo, la presión regulatoria y la pobreza energética.
El uso constante del Gas LP (Gas Licuado de Petróleo) en la comunidad crea una estrecha conexión con la política pública, lo que conlleva la necesidad de decisiones de control de precios basadas en su impacto de inversión, seguridad y continuidad operativa. Lo que crea un reto interno para el sector.
Para Calcáneo, el precio máximo vigente ha generado una grieta en el objetivo social de contener costos y en las necesidades reales que lleva un sector el cual requiere una inversión constante. Esto debido a que México importa aproximadamente el 80% de gas LP que consume desde Estados Unidos, lo que conlleva una logística severa en todo el sistema y la afectación en el flujo del control de precios que permiten modernizar infraestructura y reforzar seguridad.
Por otro lado, el especialista subrayó que el mercado también entra en un tema de seguridad pública al tratar de tener un equilibrio entre el precio social y la capacidad de reinversión. Esto se debe a que el sector opera bajo nuevas obligaciones en seguridad, monitoreo y control que demandan, en un país altamente importador exige inversiones directas en cilindros, autotanques, plantas y sistemas de supervisión.
Según Calcáneo, el precio máximo es de naturaleza atípica al ser “un subsidio que el gobierno no está pagando”. Explicó que, en la práctica, el costo termina siendo absorbido por los distribuidores, quienes financian la reducción del precio con sus propios márgenes.
Esto limita la capacidad del sector para cumplir con nuevas regulaciones y, al mismo tiempo, invertir en una cadena más eficiente y segura.
Agregando que este problema también recae en el diseño social, debido a que el apoyo beneficia a quienes más consumen. La propuesta de Calcáneo se concentra en dirigir el apoyo en hogares con menos ingreso y dejar que el resto del mercado opere con precios que reflejen con mayor precisión los costos reales del suministro. Con ello, indicó, se liberarán recursos para una reinversión que no comprometa el objetivo de la protección social.
Además, integró el panorama de la pobreza energética. Siendo que alrededor de 18 millones de personas en México siguen utilizando leña u otros materiales para actividades cotidianas como cocinar o calentarse por la inestabilidad en el acceso a combustibles. Señalando que programas como Gas Bienestar se han concentrado en zonas urbanas, cuando para Calcáneo, ayudar a que el gas LP llegue a todas las zonas asiladas tendría que ser una necesidad dentro de la política de salud pública con un impacto directo en el bienestar y medio ambiente.

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