Cambio climático

Malaria en aumento: Cómo el cambio climático y los conflictos globales están retrasando la lucha 

Redacción: Inés Arroyo

El cambio climático, los conflictos y las desigualdades en el acceso a la salud están afectando gravemente los avances en la lucha contra la malaria, una de las enfermedades más mortales en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2023 se reportaron 263 millones de casos nuevos de malaria, lo que representa un aumento de 11 millones respecto al año anterior. África sigue siendo la región más afectada, concentrando el 95% de las muertes por malaria. Sin embargo, la situación está empeorando debido a los efectos del cambio climático y las crisis humanitarias. 

El aumento de las temperaturas, la humedad y las lluvias en varias regiones favorece la proliferación de los mosquitos, principales transmisores de la enfermedad. Un ejemplo de esto es Pakistán, donde las inundaciones de 2022 crearon charcos de agua estancada, lo que disparó los casos de malaria. “El cambio climático está modificando la geografía de la malaria, ampliando las zonas afectadas y profundizando las desigualdades”, explicó Peter Sands, director ejecutivo del Fondo Mundial. 

A esta situación se suman los desplazamientos forzados por conflictos. En 2023, más de 80 millones de personas desplazadas en países endémicos no tuvieron acceso a tratamiento ni a herramientas preventivas, como las mosquiteras tratadas con insecticidas. Esto ha empeorado la situación en países como Myanmar y Etiopía, donde los conflictos han debilitado los sistemas de control. 

Además, la resistencia a los medicamentos y los insecticidas está aumentando. En varios países africanos, la resistencia parcial a los tratamientos más comunes, como la artemisinina, ha sido confirmada. También se ha detectado resistencia a los insecticidas en 55 de los 64 países endémicos. 

Otro problema importante es la falta de acceso a los tratamientos adecuados. El informe de la OMS señala que en África subsahariana, más del 40% de los niños menores de cinco años y las mujeres embarazadas no durmieron bajo mosquiteras tratadas con insecticida, una de las principales medidas preventivas. 

A pesar de estos desafíos, se están logrando avances. La OMS ha comenzado a aplicar nuevas vacunas contra la malaria en 17 países africanos, y se están desarrollando mosquiteras de nueva generación. Sin embargo, la falta de inversiones en salud pública sigue siendo un obstáculo. En 2023, las inversiones para el control de la malaria fueron de 4.000 millones de dólares, lejos de los 8.300 millones necesarios para cumplir con los objetivos de la OMS. 

El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, afirmó que “nadie debería morir de malaria”, pero la enfermedad sigue afectando principalmente a los más vulnerables. Para frenar su expansión, es crucial aumentar las inversiones en salud y fortalecer los sistemas sanitarios de los países más afectados. Si no se toman medidas urgentes, la lucha contra la malaria podría retroceder, poniendo en riesgo millones de vidas.

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