Redacción: Amairany Ramírez
En un momento clave para el planeta, México y la Unión Europea (UE) están reforzando su colaboración para impulsar las energías limpias y hacer frente a la emergencia climática. Representantes de ambas partes han sostenido encuentros de alto nivel para trazar estrategias conjuntas y fortalecer el camino hacia un futuro más sostenible.
La cooperación se centra en áreas clave como el desarrollo de energías renovables y la mejora de la eficiencia energética. Entre los objetivos a largo plazo que se mencionaron en una reunión entre la vicepresidenta ejecutiva de la UE, Teresa Ribera, y la secretaria de Energía de México, Luz Elena González, están el posible triplicar la capacidad instalada de fuentes limpias tanto en México como en Europa y alcanzar una penetración del 35% de tecnologías no fósiles en la generación de energía.
Este impulso llega con el respaldo del Acuerdo Global modernizado entre la UE y México, que ya tiene un borrador final desde enero e incluye un capítulo dedicado a la energía. Se espera que este acuerdo, que en 25 años ha generado importantes beneficios económicos y sociales, pueda firmarse y ser ratificado este año tras completar trámites como la traducción a las 24 lenguas de la UE. Este pacto busca impulsar la sostenibilidad en sectores vitales como el energético y el agroalimentario.
A pesar de esta colaboración, se reconocen los desafíos. México se encuentra actualmente 11 puntos porcentuales por debajo de su compromiso de generación limpia establecido en el Acuerdo de París. Además, existe un escenario internacional complejo, marcado por la falta de financiamiento climático y la incertidumbre generada por la postura de la actual administración de Estados Unidos, que amenaza con alejarse de las políticas de transición energética. La resistencia de actores importantes, como el sector financiero estadounidense que ha retirado parte de su apoyo, también complica el panorama.
Sin embargo, funcionarios mexicanos como Patricia Espinosa, exsecretaria ejecutiva de la ONU para el Cambio Climático, Andrea Hurtado Epstein de Semarnat, y Adrián Fernández Bremauntz de Iniciativa Climática de México, aseguran que México mantiene firme su compromiso con el Acuerdo de París. Afirman que, a pesar de la posible salida de Estados Unidos del acuerdo, la competitividad energética de México y su atractivo para las “inversiones verdes” siguen siendo cruciales para su desarrollo.
Para cumplir sus metas de reducción de emisiones para 2030, el gobierno federal está impulsando proyectos clave con una combinación de recursos públicos y privados, así como cooperación europea. La Secretaría de Energía (Sener) se ha comprometido a liderar grandes iniciativas nacionales, que incluyen:
- Un gran programa de almacenamiento de energía.
- Impulso a la energía geotérmica, considerada una fuente base para el suministro eléctrico.
- Un gran proyecto de energía solar distribuida, centrado en la instalación de cientos de miles de techos solares.
Se subraya que el crecimiento económico de México depende cada vez más de garantizar un suministro suficiente de energía limpia. Las grandes empresas, tanto las que exportan a Estados Unidos como las de otras partes del mundo, están interesadas en tener acceso a energía limpia, que además tiende a ser más barata. Esta demanda empresarial actúa como un impulso para la transición energética.
Tanto la UE como México reconocen que, si bien se ha avanzado, no ha sido al ritmo necesario. No obstante, ven la agenda verde como una fuerza de mercado con suficiente impulso para seguir adelante, aunque el proceso no siempre sea lineal.
En resumen, México y la Unión Europea están fortaleciendo lazos y compromisos para acelerar la transición energética, enfrentando conjuntamente los desafíos de financiamiento y la urgencia climática, con la convicción de que las energías limpias son clave para la sostenibilidad ambiental y la competitividad económica del futuro.
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