Redacción: Enrique Hernández
Un grave derrame de petróleo ocurrido este fin de semana en la provincia de Esmeraldas, en la costa norte de Ecuador, ha encendido las alarmas ambientales. La ruptura de un ducto perteneciente a la empresa estatal Petroecuador provocó que se virtieran miles de barriles de crudo en los ríos Teaone y Esmeraldas, así como en diversas playas de la zona.
El Ministerio del Ambiente de Ecuador confirmó la emergencia ambiental y activó un protocolo de contingencia. No obstante, organizaciones locales han denunciado que la respuesta fue tardía, permitiendo que el petróleo se esparciera sin control durante varias horas, afectando gravemente la biodiversidad acuática y terrestre.
La afectación no solo es ecológica. Comunidades de los cantones de Esmeraldas, Atacames y Rioverde enfrentan ahora una crisis de acceso a agua potable, pérdida de pesca y riesgos a la salud por la exposición a sustancias tóxicas. Varios residentes han reportado síntomas respiratorios y erupciones cutáneas.
El derrame también ha generado preocupación internacional, ya que Ecuador forma parte de la cuenca amazónica y posee uno de los ecosistemas más biodiversos del planeta. Ambientalistas exigen una investigación transparente y sanciones para los responsables, así como una revisión urgente de la infraestructura petrolera del país.
Expertos advierten que este tipo de incidentes se han vuelto frecuentes en Ecuador debido al envejecimiento de los ductos y a la falta de inversión en mantenimiento. También acusan a Petroecuador de priorizar la producción sobre la seguridad ambiental, lo que pone en riesgo permanente a las comunidades cercanas.
La sociedad civil ha convocado movilizaciones y solicita al gobierno del presidente Daniel Noboa declarar zona de desastre, asumir la reparación integral de daños y trabajar junto con actores internacionales en la recuperación de los ecosistemas contaminados
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