Redacción Marlone Serrano
El municipio de Toluca atraviesa una crisis ambiental sin precedentes debido al deficiente manejo de sus residuos sólidos urbanos. De las más de 15 mil toneladas de basura que se generan mensualmente, apenas un 9% recibe un tratamiento adecuado, mientras que el resto se dispersa de manera irregular en calles, barrancas y lotes baldíos, convirtiéndose en focos de contaminación y riesgo sanitario.
Durante el foro “Reflexión por una Toluca limpia”, especialistas, activistas y autoridades coincidieron en la necesidad urgente de abandonar el modelo de consumo desechable que impera en la capital mexiquense. La propuesta clave es migrar hacia una economía circular, que permita reincorporar los residuos a las cadenas productivas, reduciendo su impacto ambiental y prolongando la vida útil de los materiales.
La falta de infraestructura, cultura ciudadana y políticas públicas efectivas ha llevado a que el sistema de recolección y disposición final esté al borde del colapso. Los vertederos improvisados no solo afean el entorno urbano, sino que representan un riesgo creciente para la salud pública, especialmente en temporada de lluvias, cuando los residuos bloquean drenajes y se convierten en criaderos de enfermedades.
Organizadores del foro hicieron un llamado a la ciudadanía, al sector privado y a las autoridades municipales y estatales para asumir con responsabilidad el reto de gestionar los residuos de forma sostenible. Urgieron además a implementar campañas de concientización, fortalecer el reciclaje, fomentar el compostaje y establecer incentivos para empresas que promuevan la reutilización de materiales.
La situación en Toluca es crítica, pero aún reversible. El desafío está en la acción colectiva y decidida para construir una ciudad más limpia, saludable y sostenible.