Redacción: Inés Arroyo
El campo mexicano enfrenta graves desafíos, como la pobreza, la falta de oportunidades y los altos costos de producción, lo que lo convierte en un sector marcado por la desigualdad. Sin embargo, la transición energética podría ser la oportunidad que transforme esta realidad, convirtiendo al campo en un sector competitivo y sostenible.
Uno de los principales problemas del sector agrícola es el alto costo de la energía. En muchas regiones rurales, los sistemas de riego dependen de la electricidad, que representa hasta el 80% del costo total de producción. Esto pone a los pequeños productores en una situación económica difícil, ya que no tienen acceso a tecnologías modernas que puedan reducir estos costos.
Por otro lado, la brecha entre las zonas urbanas y rurales sigue creciendo. Mientras las ciudades se modernizan, el campo queda rezagado, lo que provoca una migración masiva de jóvenes que buscan mejores oportunidades en las urbes. Esto reduce la competitividad del sector agrícola, tanto a nivel nacional como internacional.
En este contexto, las energías renovables, como la solar y la eólica, ofrecen una solución viable. La energía solar podría reducir la dependencia de la red eléctrica y disminuir los costos de operación de los sistemas de riego. Además, en lugares como el Istmo de Tehuantepec, la energía eólica puede ser una alternativa económica y sostenible para abastecer las necesidades energéticas del campo.
Para que esta transición sea posible, el gobierno debe promover políticas que faciliten el acceso a tecnologías limpias. Esto incluye créditos accesibles, programas educativos para capacitar a los productores y la instalación de infraestructura adecuada en las zonas rurales. Las alianzas público-privadas también son esenciales para desarrollar soluciones tecnológicas adaptadas a las necesidades del sector agrícola.
Los beneficios de la transición energética son claros: reducción de costos, sostenibilidad, mayor autonomía energética y creación de oportunidades para los jóvenes rurales. Esto puede frenar la migración y garantizar un futuro más equitativo para las comunidades rurales.
La transición energética no es una opción, sino una necesidad urgente para el campo mexicano. Es el momento de actuar y hacer de las energías renovables una prioridad para asegurar un futuro próspero y justo para el campo y para México.
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