Redactor: Antonio Pulido
El comercio de bienes relacionados con las energías solar y eólica debe crecer más rápido de lo que lo ha hecho en la última década para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, planteó ONU Comercio y Desarrollo (Unctad) en un reporte el pasado jueves 17 de octubre del 2024.
El organismo recordó que, aunque el uso de la energía solar ha aumentado 37 veces y el de la energía eólica seis veces desde 2010, solo representaban cinco por ciento del consumo energético mundial en 2022.
“La energía renovable tiene el potencial de desvincular nuestra prosperidad de las emisiones de CO2 (dióxido de carbono) que alimentan el calentamiento global. En esa lucha, cada fracción de grado cuenta”, expuso el documento.
Además, “puede llevar electricidad a más de 680 millones de personas que hoy no tienen acceso a ella, reduciendo así la pobreza que esto genera”.
Por ello considera fundamental reevaluar si los aranceles y otras medidas comerciales están apoyando o frenando la expansión de las tecnologías de energía solar y eólica a nivel global.
Los costos comerciales en estas cadenas de valor siguen siendo altos, lo que encarece estas tecnologías y limita las oportunidades de industrialización, según la Unctad.
En los países en desarrollo, los aranceles promedio sobre los bienes de energía verde van de 2,5 % en Asia y Oceanía a 7,1 % en África, a lo que se suman las medidas no arancelarias que elevan aún más los costos.
La mayoría de los países en desarrollo siguen atrapados en patrones comerciales tradicionales, exportando materias primas para las tecnologías solares y eólicas, mientras importan productos intermedios y finales, indicó el reporte.
La Unctad sostiene que la política comercial es clave para reducir barreras y ofrecer los incentivos necesarios que impulsen la expansión de las tecnologías de energía solar y eólica en todo el mundo.
“Una política comercial más adecuada podría ayudarnos a reducir esas fracciones de grado que tanto necesitamos”, indicó su documento. La Unctad plantea que reducir los costos comerciales de los productos intermedios podría impulsar las industrias de energía verde, especialmente en África, donde los aranceles sobre estos productos pueden alcanzar hasta 8,1 %, en comparación con 4, % en Asia y Oceanía.
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