El calentamiento global afecta a todas las regiones del planeta, pero sus efectos son especialmente notables en el Ártico. El deshielo de las gruesas capas de hielo que tradicionalmente cubrían esta región está permitiendo una mayor penetración de la luz solar. Este cambio, según un reciente estudio de la Agencia Espacial Europea (ESA), tiene el potencial de transformar el ecosistema marino ártico de manera significativa.
Con el adelgazamiento del hielo y la nieve, la luz solar penetra más profundamente en el mar Ártico, favoreciendo el crecimiento de algas. Estas algas fotosintéticas, que crecen bajo el hielo, son fundamentales en la cadena trófica marina, sirviendo de alimento al fitoplancton, el cual es consumido por peces y otras especies marinas. El estudio liderado por Julienne Stroeve de la Universidad de Manitoba y la Universidad de Colorado, utilizando datos de la misión CryoSat, ha mostrado cómo el aumento de la luz solar impacta en la floración de algas en el Ártico.
La floración de algas podría extenderse y cubrir grandes áreas del Ártico si el derretimiento del hielo continúa. Este cambio puede alterar significativamente el ecosistema marino, ya que las algas son un componente esencial en la cadena alimentaria. Cualquier cambio en el crecimiento de estas algas podría tener efectos en cascada, afectando a todas las especies que dependen de ellas directa o indirectamente.
Mapear el crecimiento de algas en el Ártico presenta desafíos únicos, ya que no es posible observarlas de la misma manera que en el mar abierto. Los científicos han superado estos obstáculos mediante la estimación de la cantidad de luz que llega al fondo del hielo. Los datos recopilados por satélites como CryoSat-2, Copernicus Sentinel-3 y NASA ICESat-2 han permitido medir el espesor del hielo marino desde 2010, proporcionando una base para modelar la floración de algas.
El estudio ha revelado que factores como la cantidad de nieve y la estructura del hielo influyen en el crecimiento de algas. En las últimas décadas, se ha observado que las algas comienzan a florecer aproximadamente 15 días antes cada década, un cambio significativo que sugiere que el Ártico podría volverse más verde si esta tendencia continúa.
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