Un informe conjunto de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) y el Instituto Mexicano del Transporte advierte que, para el año 2050, México podría enfrentar pérdidas económicas que alcanzarían el 3.2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) debido a los estragos causados por fenómenos climáticos extremos, especialmente huracanes y ciclones.
El informe, titulado «El Clima y las Carreteras de México,» destaca la necesidad de considerar el cambio climático como un riesgo estratégico para las agencias de carreteras. Se subraya la importancia de la adopción de principios de adaptación para hacer frente a los impactos inducidos por el clima.
Entre los hallazgos del análisis se destaca que, entre 1970 y 2013, los eventos de desastre que más afectaron la infraestructura de carreteras se relacionaron con inundaciones (518 casos), deslizamientos (380), lluvias (277), vendavales (237) y tempestades (234). Estos registros de inundaciones se refieren a daños a carreteras y puentes debido a desbordamientos de ríos o escurrimientos superficiales, a menudo causados por lluvias intensas o huracanes.
El informe también señala que los fenómenos hidrometeorológicos, como ciclones y huracanes, representan el mayor impacto socioeconómico en México. Entre el año 2000 y 2015, el 99 por ciento de las afectaciones en el país se debieron a estos fenómenos climáticos, con un costo de reparación de 108,057 millones de pesos. En contraste, los fenómenos geológicos solo representaron el 1por ciento de las afectaciones, con un costo de 1,587 millones de pesos.
En este contexto, el informe hace hincapié en la importancia de la planificación a largo plazo en cuanto a la infraestructura de carreteras. Se debe tener en cuenta la proyección de impactos futuros significativos de huracanes y ciclones a medida que se toman decisiones sobre la infraestructura vial del país. El cambio climático no solo representa una amenaza ambiental, sino que también tiene un impacto económico significativo que debe ser abordado de manera proactiva.
Este informe destaca la necesidad de tomar medidas para adaptarse al cambio climático y proteger la infraestructura crítica de México de los impactos adversos del clima en las décadas venideras.
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