Redacción: Inés Arroyo
El calentamiento global está alterando el ciclo del agua y provocando fenómenos extremos en distintas regiones del planeta. Sequías prolongadas, incendios forestales, lluvias torrenciales e inundaciones son cada vez más frecuentes y devastadoras.
A medida que aumentan las temperaturas, la atmósfera retiene más humedad, lo que intensifica las sequías al absorber el agua de los suelos y la vegetación. Sin embargo, cuando llueve, la cantidad de agua acumulada se libera en tormentas más intensas, causando inundaciones y desbordes de presas.
Ejemplos recientes evidencian esta crisis. En 2023, California pasó de una sequía severa a lluvias y nevadas récord. La vegetación creció en exceso y, cuando regresó la sequía, se convirtió en combustible para incendios devastadores en Los Ángeles. En Libia, la tormenta Daniel desbordó presas y provocó inundaciones que destruyeron barrios enteros.
Los océanos también están absorbiendo el calor extra del planeta, lo que contribuye al derretimiento de los polos y eleva los niveles del mar. Además, el cambio climático está reduciendo la capa de nieve, afectando el abastecimiento de agua para consumo y agricultura.
El científico climático Jonathan Overpeck advierte que estos cambios están directamente relacionados con la actividad humana y la quema de combustibles fósiles. Aunque el problema es grave, la solución es clara: reducir las emisiones para frenar el calentamiento global y mitigar sus efectos.
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