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En México estuvimos a punto de desaparecer a las tortugas en menos de una década: experta

Redacción Daniel Lee ANCOP

Graciela Tiburcio (Veracruz, 49 años) sabe todo sobre las tortugas marinas que navegan cerca de las costas de México. La bióloga asentada en Baja California Sur, uno de los principales lugares de protección y sostenibilidad ambiental del país lleva años observando y aprendiendo de uno de los animales más longevos y con más edad en la tierra.  

Las tortugas han sobrevivido más de 200 millones de años sobre el planeta. «Y en menos de una década en México estuvimos a punto de hacerlas desaparecer», señala la especialista, que en 2015 obtuvo el premio al Mérito Ecológico del Gobierno mexicano. 

En México, se encuentran siete de las ocho especies de tortugas que existen en el mundo. En la década de los setentas, tras arrasar con las poblaciones de cocodrilos, la población costera empezó a comercializar la piel de tortuga de caguama incluida hoy en la Norma Oficial de Semarnat como especie en peligro de extinción. Entonces, la mitad de todo el cuero de este reptil que se vendía en el mundo era de origen mexicano: «una cuarta parte del comercio internacional total provenía de Baja California Sur», detalla la bióloga. 

Tras establecerse la veda de la especie por las autoridades y, con el impulso de los programas de conservación, esta tortuga como otras tantas que llegan a los litorales mexicanos ha conseguido recuperarse. «Pero, aunque hemos logrado rescatar las poblaciones, las tortugas siguen en riesgo», explica Tiburcio. La posible extinción de estos reptiles es una sombra que no ha dejado de acecharlos y los diversos peligros que los amenazan siguen latentes. 

La gran mayoría de zonas costeras de México carecen de políticas integradas para proteger los ecosistemas. Pero la comarca a la que Tiburcio llegó hace más de dos décadas destaca por poseer el mayor número de áreas naturales protegidas del país, que ocupan hasta el 42% de la superficie de la región. «En México tenemos la suerte de que siete de las ocho especies de tortugas que existen llegan a nuestras playas. Vivimos en un país riquísimo en biodiversidad», afirma. «Solo pasan el 1% de su ciclo vital en la tierra, cuando nacen y desovan. Imagina qué poco sabemos de ellas», añade. 

Las amenazas que se ciernen sobre las tortugas 

Como destaca un artículo sobre los patrones globales de explotación ilegal de tortugas marinas publicado recientemente en la revista Global Change Biology, el uso irresponsable de la vida silvestre para alimentos, medicinas, caprichos, afrodisíacos y fetiches espirituales representa un desafío de conservación en el siglo XXI. Según el trabajo, se estima que más de 1,1 millones de tortugas marinas fueron explotadas entre 1990 y 2020 para algunos de los anteriores fines. 

No obstante, como denuncia la bióloga, «la principal causa de muerte de estos animales es «la pesca incidental y abusiva, frente a las que las autoridades no hacen nada». Cada año más 325.000 de tortugas perecen víctimas de la pesca. «Se atoran en las redes y del esfuerzo que hacen para intentar soltarse se acaban ahogando», lamenta Tiburcio. En las playas de Puerto Arista, en el Estado de Chiapas, en los últimos dos meses centenares de ellas perdieron la vida enmarañadas a las mallas de nylon de los pescadores. 

La contaminación oceánica, la basura que desplazan las corrientes marinas y las micropartículas de plásticos, también causa estragos para su supervivencia. «Las tortugas confunden las bolsas con medusas y se las tragan», expone Tiburcio, testigo del efecto letal que tenía en estos animales la ingestión de residuos durante su doctorado en Brasil. «Era impactante ver el plástico que salía de las panzas al hacer las necropsias. La causa de la muerte siempre era por obstrucción intestinal», lamenta la experta. 

La reciente marea tóxica de macroalgas, el sargazo que está invadiendo las playas del Caribe, también tiene efectos devastadores en ellas, todavía no tanto como el desatado desarrollo urbano y turístico de las costas. «Por suerte, en Baja California Sur los empresarios están bastante más concientizados que en otros lugares y tratan de integrar políticas para protegerlas. Aún así, las malas prácticas continúan», expone Tiburcio. 

Cuando eclosionan del cascarón, las crías se dirigen hacia el mar orientadas por la luz que reflejan las estrellas y la luna, ejerciendo junto al campo magnético de la Tierra, brújulas estelares para muchas especies. «La iluminación artificial, más potente, hace que se desorienten y se desvíen», relata Tiburcio. «A través de convivir tanto tiempo entre ellas me han enseñado muchísimo, como a leer el tiempo», 

FUENTE AEI Noticias 

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