Tras siete años de arduo trabajo y una inversión de 100 millones de dólares, el Museo de Ciencias Ambientales de la Universidad de Guadalajara se prepara para abrir parcialmente sus puertas en noviembre. Este museo se erige como el más grande y vanguardista de América Latina y busca explorar la relación entre el ser humano y el medio ambiente en la era del Antropoceno.
El edificio de 23,000 metros cuadrados, de los cuales 7,000 están destinados a exposiciones, presenta un diseño que incorpora elementos acuáticos y refleja la influencia de la ciudad y los ecosistemas en su estructura. El director del museo, Eduardo Santana Castellón, describe este proyecto como un «santuario del Antropoceno», destacando su enfoque en la ciencia, la poesía moderna, la cultura ancestral y la vida urbana.
La apertura del museo se llevará a cabo de forma gradual debido a los recortes presupuestarios que enfrentó durante su construcción. En noviembre de 2023, con motivo de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, se abrirá el Jardín Educativo, mientras que la planta baja de la galería se inaugurará en 2024, seguida de las demás áreas de manera paulatina.
El museo cuenta con 12 jardines temáticos, siete galerías de exhibiciones permanentes, dos salas de exhibiciones temporales, cuatro salones para talleres escolares, un auditorio y un laboratorio de desarrollo comunitario. Su ambición ha llevado a una inversión que se estima alcance los 100 millones de dólares, lo que algunos consideran desmesurado. Sin embargo, Santana Castellón enfatiza que este proyecto está destinado principalmente a las familias más necesitadas y busca ser un espacio público que fomente el diálogo con el conocimiento y los problemas cotidianos.
El museo se distingue por su organización innovadora del acervo científico, que se basa en paisajes definidos por el uso cultural del espacio natural, integrando al ser humano de manera pionera. En lugar de galerías con paredes, se guía a los visitantes a través de colores, formas, texturas, aromas y ambientes sonoros.
El diseño arquitectónico estuvo a cargo del despacho noruego-estadounidense Snøhetta, que se inspiró en la arquitectura colonial de Guadalajara y en la naturaleza que rodea la ciudad. El edificio, además de ser una obra de arte, es inteligente y utiliza tecnología innovadora para reducir su consumo de energía.
La ciudad es el enfoque central del museo, ya que representa la invención fundamental de los seres humanos y su poder en la sociedad actual. El museo busca que los visitantes comprendan la dependencia de la ciudad de los servicios ecosistémicos de su entorno natural.
A pesar de los conflictos presupuestarios y políticos que retrasaron la construcción del museo, este ha recibido reconocimiento internacional por su concepto y diseño. Ha sido galardonado con premios como el International Architecture & Design Awards y el Premio internacional DNA Paris Design Awards.
Este museo en construcción es un testimonio de la dedicación a la ciencia, la cultura y la sostenibilidad, y se espera que se convierta en un catalizador de transformaciones socio-ecológicas en su comunidad. A pesar de los desafíos, representa un faro de conocimiento y esperanza en medio del complejo mundo del Antropoceno.
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