La columna del día José Manuel Rueda Smithers

La UNAM quiere la Luna 

CULTURA IMPAR 

José Manuel Rueda Smithers 

Tuvieron un problema con el sistema de propulsión y  

gastaron mucho combustible y no podrán llegar.  

La UNAM buscará dejar una huella histórica en la investigación. 

Hace casi un año, el 25 de abril de 2023, ispace, una empresa japonesa privada se propuso aterrizar con éxito en la superficie lunar. Entonces se tenía en cuenta que cualquier cosa podría pasar, como dimos cuenta en México Político en su momento. Y acaba de suceder, y con ello, ha segado el trabajo largamente realizado por especialistas del denominado proyecto COLMENA, la primera misión de México a la Luna, porque como ya es de dominio público, ayer se abortó la misión. 

Hace apenas junas semanas, la empresa Astrobotic trabajó con la NASA “para determinar el impacto de las cinco investigaciones científicas de la agencia a bordo de la nave espacial Peregrine”. 

Diez días después, la UNAM  se despidió del proyecto, al darse la desintegración del módulo con el que NASA quería regresar el satélite a la Tierra. Decidieron destruirle en forma controlada sobre el Pacífico. 

Peregrine, que partió el pasado 8 de enero con rumbo a la Luna, tras más de cincuenta años del último alunizaje de Estados Unidos, tan solo tiene 40 horas de combustible lo que no le permitirá llegar a su destino planeado para el 23 de febrero, informó la compañía Astrobotic. 

El módulo contenía la primera misión lunar mexicana conocida como ‘Proyecto Colmena’, desarrollada por investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). 

La Misión Peregrine Uno (PM1) se lanzó con éxito sobre el nuevo y poderoso cohete Vulcan Centaur de United Launch Alliance (ULA) desde la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral en Florida pero a las pocas horas empezó a perder energía. 

Sin embargo, para la Universidad Nacional esto ha sido un éxito por el aprendizaje obtenido. A pesar de que les tomó una década a académicos y más de 250 estudiantes encabezados por el astrofísico Gustavo Medina Tanco diseñar cinco rovers autónomos, cada uno un poco más grande que la palma de la mano, que fueron a bordo en la nave Peregrine, no se logró el alunizaje, que sería la primera misión a la Luna de América Latina. 

Medina Tanco explicó entonces que un día, un enjambre de estos mini-rovers podría vagar por la superficie lunar, recolectando agua y minerales para los exploradores espaciales. 

“El futuro está ahí”, y “puedes considerar a la Luna como una nueva economía”, según sus declaraciones a la revista Nature. 

Apenas este 18 de enero, Peregrine fue desviada de regreso de la órbita lunar “para ingresar a la atmósfera terrestre y quemarse”, obviamente junto con los rovers mexicanos, debido a que presentó una falla y empezó a largar cantidades importantes de combustible, y se esperaba de acuerdo con Astrobotic que reingresara a la Tierra en una zona remota del Pacífico Sur. 

Para la Máxima Casa de Estudios esta experiencia “logró generar el conocimiento tecnocientífico necesario, la formación de recursos humanos altamente especializados y la vinculación con empresas e instituciones nacionales e internacionales”. Lo calificó como un éxito, y ya prepara al menos dos expediciones más. 

Gracias al expertise alcanzado, los preparativos tomarán menos tiempo en esta ocasión, por lo que prevén que podrían enviar sus rovers al espacio en 2027 y 2030. 

La mejor noticia, es que el Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, informó a través de la red social X (antes Tuiter), que gracias a todo lo aprendido –y logrado en esta misión- ya se está trabajando para desarrollar el proyecto #colmena2. 

Buscan volver a México en un actor efectivo en el sector espacial. 

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