Redacción: Inés Arroyo
El consumo de leña sigue siendo una de las principales fuentes de energía en los hogares mexicanos, representando el 30% del consumo energético doméstico, según los últimos datos de la Secretaría de Energía. Este combustible, que equivale a 243.3 petajoules, continúa siendo esencial en las comunidades rurales, donde las alternativas energéticas son limitadas.
Aunque entre 2018 y 2023 el uso de leña disminuyó un 2.4%, otros combustibles como el gas licuado y el gas seco también experimentaron descensos. Sin embargo, el uso de electricidad y energía solar aumentó, lo que refleja un cambio hacia fuentes de energía más sostenibles. La electricidad pasó de representar el 30% al 33% del consumo total, y la energía solar creció del 1% al 7%.
El uso de leña está estrechamente relacionado con la pobreza energética en México. Según el análisis de México Evalúa, este consumo es un factor clave en el aumento de enfermedades respiratorias, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Alrededor del 57.6% de las personas con EPOC han estado expuestas al humo de leña, lo que la convierte en la novena causa de muerte en hombres y la séptima en mujeres.
Para hacer frente a este problema, la Secretaría de Energía ha lanzado el Programa Estufas Eficientes de Leña para el Bienestar, que tiene como objetivo entregar un millón de estufas más eficientes a comunidades vulnerables. El programa comenzará con 146 comunidades purépechas en Michoacán, donde el uso de leña es predominante. Estas estufas están diseñadas para reducir los riesgos de salud al mejorar la captura y liberación del humo.
La secretaria de Energía, Luz Elena González, subrayó la importancia de garantizar el acceso a fuentes de energía sostenibles y saludables, especialmente en las zonas rurales, donde la leña sigue siendo la única opción para cocinar y calentar los hogares. Este esfuerzo busca mejorar la calidad de vida de las personas y promover un cambio hacia una energía más limpia y accesible.
Con el lanzamiento de este programa, México da un paso importante hacia la reducción de la pobreza energética y el cuidado de la salud pública, promoviendo una transición hacia fuentes de energía más seguras y eficientes.
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