Perú es uno de los 10 mayores productores de café del mundo, con una producción anual de más de mil millones de dólares. Sin embargo, el sector se enfrenta a un reto creciente: el cambio climático.
Los efectos del cambio climático ya se están notando en las plantaciones de café peruanas. Las plantas necesitan un clima templado, pero las olas de calor cada vez más frecuentes están afectando a su crecimiento y productividad.
«En los últimos 10 o 15 años, he visto algunos cambios», señala Edgar de la Torre, un productor de café en la región de Villa Rica, en la selva amazónica. «La pluviosidad, las horas de sol y las temperaturas han cambiado. Hoy, el periodo seco y soleado dura más. Y llueve menos».
Este año, las altas temperaturas han afectado a la floración de los cafetos, lo que podría provocar pérdidas de hasta el 50% en la producción de la próxima cosecha.
La situación es aún más preocupante en las regiones nororientales de la Amazonía, donde se cultivan dos tercios de la producción peruana de café. Allí, los investigadores estiman que la superficie dedicada al café podría reducirse entre un 13% y un 47% en los próximos años.
El cambio climático también está contribuyendo a la propagación de enfermedades en las plantaciones de café, como la roya. Además, los granos no maduran de manera uniforme, lo que dificulta la cosecha.
El cultivo del café también contribuye indirectamente al cambio climático. Es una de las causas de la deforestación, ya que se suele plantar en zonas deforestadas o en bosques secundarios.
La Unión Europea tiene previsto prohibir de aquí a 2025 las importaciones de café peruano producido en zonas deforestadas. Esto podría suponer una reducción de las exportaciones peruanas a la mitad a corto plazo.
En los últimos años, se han puesto en marcha en Perú varios proyectos para producir café con un impacto medioambiental reducido. Sin embargo, se necesitan más esfuerzos para adaptar el sector al cambio climático y garantizar su futuro.
Algunas medidas para adaptar el sector al cambio climático:
- Cultivar el café a mayor altitud, donde el clima es más fresco.
- Utilizar variedades de café más resistentes al calor y a las enfermedades.
- Adoptar prácticas de cultivo sostenibles, como la agroforestería.
- Apoyar a los productores para que adapten sus plantaciones al cambio climático.
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